Se imagina tener de vecina a una mujer que viva con más de 50 perros, más de 20 gatos y los alimente con cabezas de ganado que deja tiradas en el patio de la casa en la que vive con sus tres hijas pequeñas?
Bueno eso ocurrió literalmente en Irkutsk, en el distrito federal de Siberia, en Rusia, cuando Oksana Platonova arrendó una casa para terminar siendo llamada la peor inquilina (arrendataria) de la historia.
Lee también: Encuentran a mujer decapitada en basurero: Había desaparecido tras una cita
La mujer destrozó una hermosa cabaña avaluada en más de 130 millones de pesos que arrendó para llevar a sus tres hijas, pero, sin que la dueña se enterara, se mudó con exactamente 25 gatos y 56 perros, en su mayoría de la raza Collie, como Lassie.
Una vez que se fue no sólo dejó el interior listo para una remodelación intensiva, sino que también decenas de cabezas de ganado desparramadas en los jardines de la vivienda.
La dueña no se preocupó en revisar a la arrendataria, ya que le prometió comprar la casa en el corto plazo y nunca se enteró de que era criadora de perros y que además tenía antecedentes por destruir casas de la misma manera en el pasado.
“Los perros, hambrientos y maltratados, arruinaron todo el interior de la casa. El costoso parquet estaba todo rayado y cubierto de excrementos de perros. Ella y sus hijos estaban viviendo en este caos”, confesó a Siberian Times, Ivan Makarov, un amigo de la dueña que solía visitar la casa para revisar sus condicione.
Otro de los amigos de la propietaria aseguró que las niñas vivían en el infierno y que la menor, de 8 años, ni siquiera recibía educación ni iba a la escuela y apenas podía salir de la casa.
Finalmente la mujer abandonó la vivienda, dejando al descubierto una estrategia que al parecer usa de manera constante, ofrecer un avance por la compra de casas que están en venta desde hace un buen tiempo y luego pedir que la dejen arrendar por unos meses, cuando los dueños se percatan del daño, ya es demasiado tarde. Así actúa la peor arrendataria y vecina del mundo.
Así se veía el caos en el que vivía Oksana Platonova.
