Esta semana, el Vaticano resolvió la apelación que presentó Felipe Berríos ante el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, organismo que concluyó que "no se logró la certeza moral suficiente sobre los delitos denunciados", desestimando las sanciones canónicas.
Recordemos que todo este procedimiento se originó tras las acusaciones por "hechos de connotación sexual" en contra del religioso.
En abril de 2024 se decretó la expulsión de Berríos, pero él apeló dos meses después. Además, la resolución del Vaticano se conoció pocos días después de que la Corte de Apelaciones ordenara el sobreseimiento de Felipe en la arista penal.
Tras darse a conocer esta situación, el propio afectado decidió emitir una declaración, refiriéndose con detalle a lo que ha vivido tras la denuncia inicial.
"Llevo más de 3 años cargando con el estigma de haber cometido delitos de connotación sexual que nunca cometí. Más de 3 años siendo públicamente acusado y sufriendo una persecución implacable que ha significado un daño reputacional enorme para mí y para quienes valientemente creyeron en mi palabra y en mi inocencia", lamentó inicialmente.
"Llevo más de tres años siendo atacado sin piedad por la Fundación para la Confianza y sin misericordia por la propia Compañía de Jesús", añadió.
"Hoy, tras vivir un proceso de profundo dolor, de soledad, de reflexión, de humilde trabajo pastoral en La Chimba y de oración, la verdad me ha hecho libre. El Vaticano, a través de un Decreto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe fechado el 22 de octubre de este año y que me ha sido comunicado recién ayer, me ha liberado de toda responsabilidad respecto de los hechos por los que se me acusó y fui condenado por la Compañía de Jesús".
Por otro lado, Felipe Berríos descartó difundir el mencionado decreto por respeto a las denunciantes, pero aseguró que "es categórico en sus razonamientos y conclusiones: analiza, detalladamente, uno por uno los cargos y los desestima por ausencia de lógica interna y externa, por sus vacíos argumentales y por ausencia de elementos de corroboración suficientes".
Felipe Berríos reafirmó su compromiso con la vida sacerdotal
"Como hombre de fe, seguiré guiando mi vida bajo los principios de Jesús, al modo de San Ignacio de Loyola, el padre Arrupe y San Alberto Hurtado, y continuaré poniendo en práctica su palabra ahí donde me necesiten", añadió Felipe Berríos en su declaración.
Además, destacó que así lo viene haciendo desde sus 20 años, cuando entró a la Compañía de Jesús, "y más ahora que este Decreto me rehabilita para el ejercicio del sacerdocio".
Confiando en la justicia, explicó que decidió autodenunciarse para que la investigación de los tribunales nacionales fuera transparente.
"Me sobreseyeron definitivamente en dos ocasiones, determinando no solo que las imputaciones que se me formularon estaban prescritas, sino que no eran constitutivas de delito ni se encontraban suficientemente fundadas, desacreditando así cualquier interpretación antojadiza de los hechos", señaló.
Un llamado de atención
Finalmente, el religioso hizo un llamado "a que los delitos de connotación sexual, por su gravedad, sean siempre denunciados, investigados con rigor, con seriedad, con apego a la ley y sin farandulización".
"En mi caso ha ocurrido todo lo contrario y el prejuzgamiento y la obcecación han sido feroces".
"Tanto así, que la Compañía de Jesús, que fue mi casa por décadas, incluso hoy, ante la evidencia irrefutable de mi inocencia, persiste empecinadamente en sancionarme por cualquier vía, acusando incumplimiento de mi voto de obediencia por el solo hecho de defenderme, que es lo que en definitiva me permitió demostrar mi inocencia", cerró.
