Uno de los grandes desafíos del mercado laboral de Chile es el alto número de personas que trabajan de manera informal, es decir, sin contrato. De acuerdo con el último Boletín de Estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de julio-septiembre 2023, la tasa de ocupación informal se ubicó en 26,7%, afectando a un total de 2.407.112 personas, 13.871 personas más que hace un año.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad laboral se refiere a todo trabajo remunerado que no está registrado, regulado o protegido por marcos legales o normativos, así como también trabajo no remunerado llevado a cabo en una empresa generadora de ingresos. Todo esto conlleva que los trabajadores no tienen ninguna seguridad de ingresos ante contingencias.

Al no estar regidos por un contrato, los trabajadores informales no cotizan, lo que significa que no tienen acceso a una cobertura ante accidentes, prestaciones de cesantía ni ahorro obligatorio para la pensión. Pero, ¿por qué esto tiene tanta importancia?

¿Qué riesgos corren las personas bajo informalidad laboral?

La gerenta de Proyectos de la Asociación de AFP, Alejandra López, explicó que “los empleos informales, al no estar regulados por la Dirección del Trabajo, están asociados con la falta de protección laboral. Esto significa que los trabajadores informales pueden enfrentar condiciones de trabajo precarias, salarios por debajo del mercado, largas jornadas laborales, inestabilidad y ausencia de beneficios básicos”.

Este tipo de empleos carece de acceso a servicios de seguridad social, incluyendo una falta de protección ante enfermedades, invalidez, fallecimiento o pérdida de empleo, generando una cascada de efectos colaterales negativos no solo para el presente del trabajador y su familia, sino que también para su futuro bienestar.

Además, los trabajadores pierden una red de beneficios directos e indirectos que entrega la cotización para salud y pensiones, que impactan transversalmente en su calidad de vida. Por ejemplo, usualmente se utiliza el certificado de cotizaciones previsionales como una forma de acreditar renta al momento de realizar trámites importantes, como pedir un crédito bancario, arrendar una vivienda o calcular el pago de licencias médicas, entre otros.

“Los trabajadores informales reciben solo su remuneración, pero quedan sin protección ante cesantía, enfermedades, embarazo, accidentes, invalidez, enfermedades de sus hijos y, por supuesto, ahorro para su pensión. Esto repercute en que sean más vulnerables ante cualquier eventualidad, a diferencia de los trabajadores formales sean dependientes o independientes”, señaló la ejecutiva.

Alternativas de cotización

Según la especialista en pensiones, “quienes actualmente cuentan con un empleo informal, pero quieren y pueden ahorrar para su futura pensión, pueden cotizar como afiliados voluntarios, pagando sus cotizaciones a través de PreviRed, con un monto mínimo de $29.651”.

Sin embargo, ese dinero puede multiplicarse por cuatro en el tiempo. A partir de cifras de la Asociación de AFP, es posible mencionar que “el 75% de los ahorros previsionales corresponde a rentabilidad, mientras que el 25% restante a los aportes de las cotizaciones de los trabajadores”, concluyó la representante del gremio.