La mañana del lunes, un edificio ubicado en Américo Vespucio se llenó de bomberos y sirenas, mientras sus habitantes eran evacuados inmediatamente por una emergencia química. La que dio la voz de alarma fue una nana, quien encontró a su empleador muerto, un odontólogo de 31 años.
El joven profesional se suicidó tomando cianuro con agua y dejó instrucciones expresas para no cobrar más víctimas. “Fue la propia asesora, la que siguiendo instrucciones que su jefe le dejó en una carta, llamó a Bomberos y a la policía”, explicó el fiscal Félix Rojas a Las Últimas Noticias.
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La noche anterior, el hombre le había pedido que revisara unos sobres en la mesa del comedor. Entre ellos, no sólo había una carta de suicidio, sino que también instrucciones para manipular su cadáver. “Entre las peticiones que hizo, está que no se acercara al cuerpo, porque estaría contaminado con cianuro, emanando gases y podía ser peligroso para ella”, agregó el comisario Rodrigo Paredes, de la Brigada de Homicidios.
Se trataba de una clara señal de que no quería causar heridos ni muertos. La toxicóloga de la Universidad de Chile, laura Börgel explicó que “la muerte con cianuro es muy dolorosa, pues se inicia con una sensación de causticidad en la boca, para luego pasar a una fase convulsiva y posteriormente a una cardiorrespiratoria, en la que se produce el colapso total del cuerpo”. Este proceso ocurriría en menos de 3 minutos.