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Inna Moll
Inna Moll reveló detalles inéditos de su participación en Miss Universo en Podemos Hablar, donde habló sobre los desafíos del vestuario y la dificultad de los tacones. La modelo chilena mencionó que los zapatos eran un obstáculo significativo debido a su altura. Además, comentó que su vestido hecho con inteligencia artificial presentó problemas técnicos y requirió ajustes de último minuto, generando estrés antes de salir al escenario. A pesar de las dificultades, logró mantener la compostura y disfrutar del certamen.
Desarrollado por Bío Bío ComunicacionesInna Moll fue una de las invitadas al más reciente capítulo de Podemos Hablar, donde compartió detalles poco conocidos de su experiencia representando a Chile en el certamen de Miss Universo.
Durante la conversación, la modelo abordó tanto los desafíos del vestuario como los momentos de mayor tensión que vivió antes de salir al escenario.
Fue Diana Bolocco quien le consultó directamente por las prendas que debió usar durante la competencia, un tema que suele generar curiosidad entre el público.
Al respecto, Inna explicó en Podemos Hablar que, en el caso de los bikinis, el proceso era relativamente simple, ya que estos eran presentados sobre una mesa para que cada candidata pudiera elegir el suyo. No obstante, aclaró que esa no era la parte más compleja del vestuario.
Según relató, uno de los mayores obstáculos tenía que ver con el calzado. “La altura de los zapatos… la gente no habla mucho de eso. Ese tipo de tacones te entorpecen un poco”, comentó, dando cuenta de lo difícil que resulta desplazarse con ese tipo de plataformas en una competencia de alto nivel.

En la misma conversación, la representante chilena también se refirió al llamativo vestido que utilizó, el cual fue creado con la ayuda de inteligencia artificial.
De acuerdo con su relato, la idea nació junto a un amigo, con quien comenzó a experimentar distintas propuestas.
“Estuvimos jugando, mandamos ideas: que las Torres del Paine, que la nieve, que los animales; como que partimos con muchas ideas, hasta que la inteligencia artificial nos trajo algo”.
Sin embargo, una vez que el diseño comenzó a materializarse, no todo salió como esperaba. Inna contó que al probarse el vestido fue necesario realizar ajustes. “Ese estaba más abierto. Después me lo cerraron mucho”, señaló, detallando que finalmente la prenda terminó cubriendo completamente sus piernas.

A eso se sumaron otros inconvenientes técnicos. “Al momento de que ya me lo pasaron, no se veía nada de las piernas. También los pájaros se tenían que mover y, minutos antes, dejaron de funcionar. Yo estaba transpiradísima… nadie me quería ayudar”, relató, reconociendo que la situación fue estresante.
Pese a que intentó mantener la compostura frente a las cámaras, Inna admitió que estaba incómoda. “Ahí no se nota, pero también estaba un poco molesta”, confesó.
Finalmente, al ver el despliegue de las demás participantes, logró recomponerse. “Había 130 niñas con vestidos gigantes. Ahí me dije: ‘ya, relájate, estás a punto de entrar, que no cunda el pánico y disfrútalo porque se nota’. Me calmé yo sola y pude entrar, pero fue caótico”, concluyó.