Esta semana, la periodista Pascale Fuentes, realizó el programa Expedición Antártica, para el canal 24 Horas, en el cual, a las 16:00 horas, transmitía en directo desde la base Escudero.
La comunicadora fue invitada por el Instituto Antártico a la expedición número 59, donde compartió con investigadores finlandeses, británicos, colombianos, ecuatorianos y chilenos.
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Esta es la primera vez que un canal de televisión realiza una transmisión en vivo desde la Antártica, y para Pascale fue “como un reality científico”.
“Hay que enfrentar dificultades como la escasez de agua. Las duchas son reducidas y también hay que lavar lo justo. Hay momentos en que se acaba el agua de los estanques”, contó a Las Últimas Noticias.
Agregó que “la temperatura no es tan baja en verano, pero el viento es tremendo, te bota. Hice una entrevista y no se grabó el audio. A veces había un grado bajo cero, pero la sensación térmica era de siete grados bajo cero“.
“También está el problema de la conexión. Si bien llega internet, no es estable. Nosotros logramos hacer la transmisión gracias a una red Starlink que era solo para nosotros y que instalamos en altura. Tuvimos suerte de hacer los vivos“, explicó.
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La experiencia de Pascale Fuentes en la Antártica
La periodista contó que en la base Escudero “las piezas son compartidas con camarotes y te van cambiando de acuerdo a cómo se organizan. La comida es racionada y no hay chocolate, ni variedad de verduras o frutas disponible, hay harto carbohidrato”.
“Al principio pedía que me sirvieran menos, pero a los cuatro días te das cuenta de que tienes que comer un plato grande, porque no vas a comer en seis horas, con frío y salidas a terreno”, recordó.
Durante el tiempo libre, “se juega harta carta, yenga. Hay un campeonato de ping pong, clases de salsa impartida por una buzo y recibimos la visita del mago Jean Paul Olhaberry. Se quedó una noche”.
Lo bueno y lo malo
Para ella, “lo positivo es que haya tantos proyectos de ciencias asociados con la Antártica y que sea un trabajo colaborativo, no hay competencia”.
“Además, está lleno de pingüinos, aunque está prohibido acercarse. No hay nadie que no los ame”, comentó.
“Lo negativo es la cantidad de turismo antártico, que es muy elitista. Pagan entre 25 mil y 100 mil dólares por pasar una semana en cruceros frente a la base.



