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En el Hospital Eduardo Pereira de Valparaíso, Jorge Ahumada, de 29 años, volvió a sonreír después de 45 días gracias a la visita de su perro Toby en la UCI, marcando un avance emocional significativo. La iniciativa, parte del Programa de Humanización en Salud, permitió que Toby acompañara a Jorge durante casi dos horas, brindándole amor y esperanza. En el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, otro paciente, don Carlos, de 80 años, también recibió la visita de su perro Toby, generando emociones positivas y recuerdos compartidos en un gesto humanizado que destaca el impacto emocional que las mascotas pueden tener en la recuperación de los pacientes.
En el Hospital Eduardo Pereira de Valparaíso ocurrió un momento que conmovió a todo el equipo médico. Jorge Ahumada, un paciente de 29 años, volvió a sonreír por primera vez en 45 días, gracias a la visita de Toby, su inseparable perro.
Jorge se encuentra internado en la UCI del recinto debido a una compleja patología digestiva, pero el fin de semana pasado vivió un avance emocional inesperado.
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Su fiel compañero pudo entrar a la unidad crítica y acompañarlo por casi dos horas, gracias al Programa de Humanización en Salud.
“Durante casi dos horas, Jorge acarició a Toby con ternura, mientras su esposa, emocionada, compartía ese instante cargado de amor y esperanza”, detallaron desde el hospital.
"Esta fue la primera vez que Jorge sonrió desde su ingreso a la UCI, pues se sintió contenido y acompañado por su mejor amigo", agregaron
El reencuentro no solo fue emotivo, sino también terapéutico, fue la primera vez que Jorge sonreía desde su ingreso.
La visita se realizó bajo estrictas medidas de higiene y seguridad exigidas por el equipo de Infecciones Asociadas a la Atención de Salud (IAAS).
Toby subió con cuidado a la cama UCI de Jorge, simplemente para estar con él, como siempre lo había hecho.
Pacientes hospitalizados se reencuentran con sus perros
Pero esta no es la única historia que enternece. En el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, don Carlos, de 80 años, también recibió a su perro Toby (sí, otro Toby), como parte de un nuevo protocolo humanizado que permite visitas de mascotas a pacientes críticos.
“Antes no podía respirar, pero cuando lo vi entrar, me cambió todo”, dijo emocionado don Carlos, quien compartió recuerdos y caricias con su perro tras una larga espera. "Es mi compañero, mi hijo", agregó.
Desde médicos hasta terapeutas y cuidadores, todos colaboraron para hacer posible algo que va más allá del tratamiento físico, la conexión emocional que puede marcar la diferencia en la recuperación.
“El contacto con animales libera endorfinas, reduce el estrés y la ansiedad, y mejora el ánimo del paciente”, explicó el Dr. Carlos Romero, impulsor del protocolo en el Hospital Clínico.
Estas iniciativas no solo reconfortan, también motivan a los pacientes a seguir adelante en procesos muchas veces desgastantes y solitarios.
