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La periodista Ángeles Araya disfruta de una etapa tranquila y feliz, destacándose en Radio Pudahuel con el programa Aló Pudahuel y participando en campañas para redes sociales. Además, ofrece talleres de comunicación afectiva y se prepara para un nuevo proyecto en redes. Aunque valora su paso por la TV, incluyendo un reemplazo en Todo va a estar bien, no descarta regresar si encuentra un proyecto que le motive. Además, revela una experiencia extrema al nadar con tiburones ballena en México, superando el miedo inicial y describiéndolo como mágico.
La periodista Ángeles Araya atraviesa un presente marcado por la tranquilidad, el equilibrio personal y una serie de proyectos que la tienen “completamente feliz”, como ella misma lo definió en conversación exclusiva con Página7.
Hoy, la comunicadora disfruta una faceta distinta a la que muchos conocieron en programas como Aquí Somos Todos, Tu Día o Bienvenidos. Actualmente, se luce en Radio Pudahuel con el programa Aló Pudahuel, que se emite de lunes a viernes entre las 15:00 y 17:00 horas.
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“Estoy en una etapa exquisita. Es un programa misceláneo, de conversación y compañía, con interacción directa con el público a diario. Cada día crece más esa comunidad y es muy bonito, porque se genera un espacio sano, con entrevistas, actualidad y un popurrí de cosas que a mí me gustan mucho”, explicó.
A ese proyecto radial se suma su incursión en campañas para redes sociales, siempre vinculadas a marcas o iniciativas con las que siente afinidad: “Es una nueva faceta, distinta, pero muy bonita, porque la gente también te conoce desde otro lado, cómo uno vive”.
Además, Ángeles Araya encontró un espacio para transmitir su experiencia a través de talleres de comunicación afectiva dirigidos a empresas y particulares. “Son personas que no están ligadas al mundo de la comunicación, pero que necesitan herramientas para enfrentar distintas situaciones. Lo he hecho para particulares y empresas, y es muy bonito lo que sale de ahí”, comentó.
La comunicadora reconoce que esta nueva etapa le ha dado más independencia: “Trabajo harto más en el sentido de horarios, pero yo los manejo. Es poder organizar reuniones, ordenar mis viajes”.
Incluso adelantó que prepara un nuevo proyecto en redes sociales que podría ver la luz a fines de octubre. Aunque no entregó mayores detalles, aseguró que seguirá la misma línea de conversación cercana que tanto disfruta: “No puedo adelantar mucho, pero estamos trabajando en eso”.
Ángeles Araya, su paso por la TV y un reemplazo inesperado
Su presente no le impide mirar con cariño su etapa televisiva. Hace un tiempo reemplazó a Juan José Lavín en el programa Todo va a estar bien, experiencia que disfrutó mucho.
“Me encantó hacerlo, lo pasé súper bien. Era un formato que no conocía, con un equipo nuevo y en un género distinto como el late. Fueron solo 11 capítulos, pero me encantó el desafío”, aseguró.
Consultada sobre un eventual regreso a la pantalla chica, no descarta nada: “En un minuto dije ‘no, nunca más’, por la exposición y la demanda. Pero hoy pienso distinto: si hay algo bonito donde yo pueda aportar, feliz. No me cierro a nada, pero tampoco estaría en cualquier cosa solo por estar”.
Ángeles recuerda con especial cariño su paso por distintos formatos. De ellos, Aquí Somos Todos ocupa un lugar especial en su corazón: “Es un programa demasiado lindo, le tengo un cariño desmesurado. Si me llamaran, digo 3, 2, 1 y ahí estoy”.
De 3x3 destacó la energía de acompañar a la gente en las mañanas, mientras que en Bienvenidos valoró haber aprendido desde el rol de panelista, sin la presión de liderar: “De todos aprendí y a todos les tengo un cariño especial”.
Una experiencia extrema en vacaciones
Lejos de los estudios y micrófonos, Ángeles Araya también disfruta de experiencias personales únicas. Durante sus vacaciones en México, vivió un episodio inolvidable: nadar con tiburones ballena.
Aunque reconoce que lo hizo con miedo y ataques de pánico, terminó transformándose en un recuerdo imborrable.
La periodista confesó que se atrevió únicamente para acompañar a su pareja, pues el temor casi la paralizó. “Yo jamás lo habría hecho sola, estaba muerta de miedo. Miden 25 metros, no comen carne, pero igual son tiburones”, relató.
El recorrido, a una hora de Cancún en mar abierto, se realiza bajo estrictas normas de protección: no está permitido usar bloqueador, llevar celulares ni acercarse demasiado a los animales.
“Cuando me tiré por primera vez, me dio un ataque de pánico. Tragué agua, me angustié y me quedé paralizada. Alex me tomó la mano y me hizo el gesto de ‘nada’”, recordó.
Sin embargo, en el segundo intento la experiencia cambió por completo. “Esta vez lo disfruté, nadé al lado de él y me quedé observándolo. Fue mágico”, afirmó.
Araya reconoció que, pese al miedo inicial, terminó maravillada: “Es una de las experiencias más bonitas que he tenido en mi vida”, cerró.



