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Un militar chileno de 52 años falleció tras un trasplante de células madre fallido debido a una negligencia médica que derivó en complicaciones de salud. La familia del oficial inició una batalla legal contra la Clínica Las Condes y el Hospital Militar de Santiago, responsables del procedimiento erróneo. Presentaron una querella por cuasidelito de homicidio y una demanda civil por indemnización de perjuicios. Tanto la clínica como el hospital se negaron a comentar el caso mientras la causa judicial sigue activa. El militar era apasionado por los deportes y su tropa lo honra con una sala en su nombre.
Una fatal negligencia médica fue la detonante de la muerte de un militar chileno de 52 años -cuyo nombre prefieren mantener en reserva- que falleció luego de someterse a un prometedor trasplante de células madre para tratar su cáncer de médula ósea.
Es que si bien el procedimiento pretendía aumentar su esperanza de vida en cinco años, el oficial del Ejército murió a los dos meses después debido a que le trasplantaron células madre de otra persona en vez de las suyas, lo que derivó en múltiples complicaciones de salud.
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“Era como si hubiese explotado por dentro”, dieron cuenta sus familiares en una investigación del caso que llevó adelante Radio Bío Bío.
Tras la muerte del hombre de 52 años, su familia inició una compleja batalla legal contra las dos instituciones médicas a cargo del procedimiento erróneo.
En concreto, presentaron una querella penal por cuasidelito de homicidio y una demanda civil por indemnización de perjuicios en contra de la Clínica Las Condes (CLC), porque desde allí habrían enviado erróneamente las muestras ajenas, y también contra el Hospital Militar de Santiago, recinto donde finalmente se le realizó el tratamiento al militar.
Cabe mencionar que, según lo consignado por Radio Bío Bío, tanto desde la Clínica Las Condes como desde el Hospital Militar no quisieron referirse al caso a raíz de que la causa judicial continúa activa.
Según contó su familia, el oficial antes de su muerte era muy apasionado por los deportes, ya que corría maratones, andaba en bicicleta, hacía paracaidismo y esquí.
De hecho, era tal su pasión, que dentro del Ejército, el oficial de las fuerzas especiales era profesor de educación física. Actualmente, por iniciativa de su tropa, existe una sala en la Escuela de Comunicaciones nombrada en honor a él.



