Muchos han sido los cambios que hemos tenido que enfrentar para controlar el avance de la pandemia por coronavirus.

Medidas como la cuarentena obligatoria y el confinamiento preventivo han variado nuestras rutinas y nos han obligado a adaptarnos de improviso a nuevos escenarios para cuidar nuestra salud, asumiendo desde el encierro labores como el teletrabajo, las tareas escolares o de estudios superiores, además de las actividades propias del hogar.

Es aquí donde el concepto de equilibrio ocupacional, es decir, la armonía en nuestras ocupaciones, adquiere un papel clave para salud en tiempos de coronavirus, desafiándonos a trabajar más que nunca para adaptarnos a los cambios y lograr la proporción adecuada en todas las actividades que realizamos para nuestro bienestar físico, intelectual, social y emocional.

“Sin duda, cualquier crisis constituye un impacto en las personas. Estamos en una situación mundial en la que todos hemos tenido que cambiar los hábitos de forma abrupta. Pero debemos ser cuidadosos, pues si bien el aislamiento al que nos hemos sometido busca proteger nuestra salud, prevenir el contagio y disminuir la mortalidad por COVID-19, si este no considera trabajar el equilibrio ocupacional en estas nuevas rutinas de confinamiento, también puede gatillar secuelas en nuestra salud futura“, reconoce Marcela Varas, Directora de Carrera Terapia Ocupacional UDLA, sede Viña del Mar.

¿Cuáles secuelas? “Trastornos físicos, motores y emocionales, y más allá del estrés que tanto se habla, también tenemos un enemigo silencioso llamado incertidumbre que contribuye negativamente a lo ya mencionado””, comenta la especialista.

La profesional destaca que la Organización Mundial de la Salud define el concepto de salud como un estado de completo bienestar físico, mental y social, no solamente como la ausencia de afecciones o enfermedades, descripción que ha tenido una evolución conceptual, trascendiendo lo físico, y donde el medio ambiente y el entorno tienen mucho que decir.

El desequilibrio no es solo un factor de riesgo para la salud individual, sino también para la comunidad, donde el contexto sociopolítico no se puede obviar”, manifiesta Varas.

Tres áreas clave

La terapeuta dice que el equilibrio ocupacional se enfoca en tres áreas clave que debemos trabajar en estos días de confinamiento: el autocuidado, la productividad y el ocio y tiempo libre, cada una de las cuales debe estar en la proporción adecuada para lograr el equilibrio que necesitamos para estar saludables, de acuerdo con la etapa del ciclo vital de cada persona y los roles asociados a la misma.

Es así como se recomienda que para el autocuidado debemos considerar al menos 12 horas de nuestro día, lo que incluye actividades de la vida diaria como el sueño, la alimentación, actividad sexual, higiene personal y vestimenta.

Para la productividad se debe contemplar aproximadamente 10 horas del día, incluyendo el trabajo, estudio, la preparación de alimentos y el cuidado de otras personas.

Finalmente, para el ocio y tiempo libre, con actividades como el juego, deportes, la lectura, manualidades, escuchar o hacer música, entre otros, hay que contemplar al mínimo 2 horas del día.

“De no tomar los resguardos necesarios respecto a generar rutinas que favorezcan un equilibrio en nuestras ocupaciones, cuando el aislamiento social cese podríamos tener como resultado sociedades enfermas en muchos ámbitos, por ejemplo, trabajadores y estudiantes que no tengan el mismo nivel de productividad anterior a esta emergencia sanitaria. Por ello, no debemos malgastar nuestro tiempo en preocuparnos, sino en ocuparnos equilibradamente”, comentó la académica.