Desde su estreno, Gran Hermano ha mostrado diversas discusiones de sus participantes, algunas más violentas que otras.

Algunas de ellas fueron iniciadas por conflictos menores, como diferencias con la compra del supermercado. Sin embargo, otras casi llegaron a los golpes.

Gritos, descalificaciones, burlas, provocaciones son algunas de las “herramientas” que utilizan algunos jugadores para enfrentar estos momentos críticos. No obstante, para solucionar un conflicto, se recomienda todo lo contrario.

Monier Villarroel, psicólogo y académico de Universidad de Las Américas, conversó con Página 7 sobre las discusiones y explicó cómo enfrentar estos momentos ―muchas veces incómodos y angustiantes― de la mejor manera.

¿Qué no se debe haber para que una discusión no escale?

“Las discusiones, desavenencias y conflictos son parte inherente de las relaciones interpersonales, por lo cual es imposible evitar su emergencia”, partió señalando el profesional.

“En este sentido, es importante entenderlo como sinónimo de oportunidad de cambio, frente a lo cual lo importante es la forma en la cual se afronta, más que el conflicto propiamente tal”, continuó.

Villarroel indicó que “a la hora de resolver adaptativamente una situación conflictiva con potencial de escalar, es relevante comprender en dicha narrativa la existencia de un componente emocional que acompaña el contenido racional“.

“Así, una manera adaptativa de evitar que un conflicto escale es lograr el equilibrio entre ambos polos (emocional y racional), de modo de integrar y regular la expresión verbal y no verbal durante la discusión“, acotó.

Pero, ¿qué pasa si una de las partes logra manejar este equilibrio, pero la otra no y está muy alterada?

De acuerdo al psicólogo, frente a aquello recomendó el “uso de estrategias de comunicación” que modulen y visibilicen “tanto el componente afectivo como racional de una discusión”.

Algunas estrategias viables de utilizar pueden ser las siguientes:
1. Escuchar activamente la queja de nuestro interlocutor.
2. Mantener la calma durante la discusión.
3. Poner atención a su lenguaje no verbal y lo que este comunica.
4. Validar tanto sus emociones como las propias en la situación de conflicto.
5. Orientar la discusión hacia la resolución de esta.
6. Evitar activamente cualquier manifestación que pueda ser percibida por ambos participantes como un hecho de violencia (psicológica, verbal y física).

Otros consejos para enfrentar de mejor forma los conflictos

Si eres una persona que evita situaciones que conlleven desavenencias, discusiones o crisis, Villarroel recomienda resignificar el conflicto y abordarlo como una oportunidad de resolución, así como también de crecimiento y evolución.

“Si dejamos de percibirlos como algo necesariamente negativo o amenazante, podremos prepararnos de mejor manera para generar soluciones dialogadas, y accediendo a capacidades que no eran evidentes previamente”, dijo.

Y si te consideras alguien que discute con frecuencia y que estas conversaciones escalan a situaciones hostiles y violentas, “es necesario replantearse la forma en la cual nos comunicamos asertivamente y efectivamente con nuestros interlocutores”.

“Una forma práctica de realizarlo es revisar nuestras motivaciones (externas e internas) detrás de cada situación conflictiva, ya que pueden funcionar como gatillantes al momento de discusiones con alta intensidad emocional y escasa orientación hacia el conflicto“.

Finalmente, además de realizar este ejercicio, el psicólogo compartió algunas técnicas que también pueden ayudar en estas situaciones.

1. Mantener el respeto hacia el interlocutor evitando la transgresión de sus límites.
2. Mantener la calma.
3. Validar el componente emocional tanto nuestro como de nuestro interlocutor.
4. Utilizar estrategias de comunicación efectivas que fomenten el diálogo, con foco en la solución de conflictos.