Desubicado, falto de tino y fuera de lugar. Así podría definirse la decisión que tomó un padre y que generó toda una polémica.

El estadounidense Bryant Goldbach se volvió noticia por ir a una fiesta de Halloween junto a sus dos hijos disfrazado de soldado nazi, y uno de ellos caracterizado como Adolf Hitler.

En su Facebook, el padre se desahogó con el siguiente argumento: “cualquiera que nos conozca sabe que amamos la historia y, a menudo, nos disfrazamos de personajes históricos”.

Acto seguido, agregó: “mientras caminábamos, vimos personas vestidas como asesinos, demonios, asesinos en serie y monstruos de todo tipo. Nadie pestañeó. Pero mi pequeño y yo, nos vestimos como figuras históricas, y las personas no solo hicieron comentarios sarcásticos, sino que se nos acercaron y amenazaron a mi pequeño hijo de 5 años”.

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Pero -como en muchas ocasiones en la vida- el respaldo que buscaba por parte de sus amigos y conocidos no llegó nunca, pues sólo recibió comentarios en rechazo a su “original idea” de disfraz, pues -dicho en buen chileno- lo “taparon” a insultos y le dejaron en claro que sencillamente había sido racista y, lo que es peor, “insensible con su propio hijo” al exponerlo de esa manera.

Luego que esta acción se volviera viral, un medio local de Kentucky, Estados Unidos, Owensboro Times fue a entrevistarlo para ofrecerle tribuna.

Allí el “fanático de los personajes históricos” se arrepintió y pidió -hidalgamente- disculpas: “Yo no estaba tratando de hacer un mensaje polémico ni quise poner a mi hijo en ninguna posición. Cometí un error y quiero que la gente sepa que lo siento”.

Para finalizar, pidió como favor a la gente que dejaran de acosar a su familia. De algo estamos seguros, ya no le deben quedar ganas de disfrazarse para el próximo año.