Alejandro Castillo es uno de los destacados actores que forman parte de la época dorada de las teleseries chilenas, donde se lució con varios de sus personajes.
El intérprete comenzó su carrera a sus 28 años en 1976, en la teleserie de Canal 13, J.J.Juez, donde dio vida a un personaje secundario llamado Gonzalo.
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Posteriormente, regresó a las producciones nacionales 10 años más tarde, cuando en 1986, interpretó a Amadeo Rivera en la icónica teleserie de la estación televisiva, Ángel Malo.
Desde allí, Alejandro Castillo alcanzó mayor popularidad en las áreas dramáticas, pasando a estar en teleseries como: La invitación y Villa Napoli.
Durante esta época, el actor incursionó en roles antagónicos, donde se lució con su gran talento, como en Trampas y caretas, su primera ficción en las filas de TVN.
Luego de ello, siguieron personajes en las teleseries Jaque Mate, Rompecorazón, Estúpido Cupido y Sucupira, siendo esta su última producción en la señal estatal antes de migrar a Mega en 1997.
Mega
Allí, Alejandro Castillo personificó diferentes roles en Rossabella, Algo está cambiando y A todo dar, protagonizando esta última en compañía de Liliana García y Gloria Laso.
Luego de ello, el intérprete regresó a Canal 13 entre el 2000 y 2004, donde fue parte del elenco de tres teleseries, para luego migrar a TVN a dar vida al antagónico personaje de Ambrosio, en Amor en tiempo récord (2006).
Alejandro Castillo se dedica al teatro y las series
Tras su paso por la producción juvenil, Alejandro Castillo desapareció de las teleseries hasta 2011, cuando participó en Decibel 110 de Mega.
Sin embargo, dicho personaje estuvo lejos de marcar su regreso a la pantalla, ya que el actor no está interesado en volver a ser parte de las ficciones nacionales.
Finalmente, en una reciente entrevista con Reyes del Drama, Alejandro Castillo aseguró que las grabaciones le provocaban "un desgaste terrible", por lo que decidió seguir potenciando su carrera en el teatro.
"He recibido algunas ofertas de teleseries y he dicho que no porque no me interesa ni el papel ni el sueldo. Hay vida después de las teleseries. Muchos colegas se las han arreglado haciendo clases, teatro. A muchos nos gustaría poder hacer series, más que teleseries. Así está funcionando el mercado. Han externalizado las producciones, lo que debilita más el sistema”, expresó.



