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La comunidad de Placilla de Peñuelas vivió angustia por la desaparición de Pablo Escalona, cuyo cuerpo fue hallado en la laguna de Curauma. Pablo, un ingeniero de 48 años, enfrentaba dificultades emocionales y físicas, habiendo salido de su casa sin sus medicamentos. Su sobrina describió su comportamiento inusual antes de su desaparición, lo que llevó a una intensa búsqueda comunitaria. Finalmente, la PDI confirmó su trágico hallazgo, generando una reflexión sobre la salud mental y la importancia de brindar apoyo a quienes lo necesitan.
La comunidad de Placilla de Peñuelas, en la región de Valparaíso, vivió días de angustia por la desaparición de Pablo Escalona, un ingeniero de 48 años cuyo caso impactó profundamente a vecinos y familiares.
Su búsqueda terminó de la peor manera el martes 9 de diciembre, cuando su cuerpo fue hallado flotando en la laguna de Curauma, el mismo lugar donde las cámaras lo habían registrado por última vez.
Pero más allá del hecho policial, la historia de Pablo abrió una conversación sobre salud mental y el doloroso proceso que vivió su familia desde el minuto en que notaron su ausencia.
Pablo Escalona: un vecino de Placilla que enfrentaba un periodo difícil
Para quienes lo conocían, Pablo era un hombre reservado, cariñoso y dedicado a su vida familiar. Llevaba meses en tratamiento psicológico, intentando estabilizar su salud emocional. Sin embargo, según su círculo cercano, los últimos días habían sido especialmente difíciles.
Su sobrina, Pamela Vargas, fue una de las primeras en describir la situación en redes sociales: “Pensamos que mi tío puede estar con un cuadro depresivo bastante importante y está desorientado”, afirmó, visiblemente afectada por lo que vivían.
Pablo había sufrido recientemente una cirugía en la muñeca, por lo que tenía ambas manos inmovilizadas: una vendada y otra enyesada. El dolor físico se sumaba al desgaste emocional que enfrentaba.
A esto se agregaba un detalle crítico: estaba sin sus medicamentos al momento de salir de su casa.
La madrugada en que desapareció
De acuerdo a lo relatado por su familia, Pablo salió de su hogar en el condominio Alto Laguna a las 2:20 de la madrugada, sin celular y sin avisar, algo completamente fuera de su comportamiento habitual.
Las cámaras del sector lo registraron caminando hacia la laguna de Curauma, en medio de una noche lluviosa.
Pamela explicó que la salida no tenía sentido para nadie: “Es un comportamiento inusual en él, no sale de noche. De pronto en la noche salió sin explicación alguna”, señaló.
Durante los primeros días, familiares, amigos y vecinos lideraron las labores de búsqueda. Recorrieron cerros, senderos y el entorno del tranque, apoyados solo por la voluntad comunitaria.
“Necesitamos apoyo de búsqueda especializada”, dijo Pamela en ese momento. También hicieron un llamado clave: pedir a los vecinos revisar cámaras privadas para rastrear el trayecto de Pablo.
Sin embargo, tanto Carabineros como la PDI desplegaron un trabajo inicial acotado, lo que aumentó la frustración de sus cercanos.
Instagram | @buscamosapablo
El hallazgo del ingeniero
Este martes, la Brigada de Homicidios de la PDI confirmó el hallazgo del cuerpo de Pablo en la laguna de Curauma. El lugar coincide exactamente con su última aparición registrada.
Antes del hallazgo, su sobrina había comentado una hipótesis que hoy cobra relevancia: “El día anterior le habían recetado demasiados medicamentos, eran como 12. Pensamos que algo hubo ahí que lo desorientó y lo llevó, quizás, a caminar desorientado”, expresó.
Quienes lo buscaban incansablemente lo recuerdan como un hombre bueno, trabajador y querido, que enfrentaba un periodo difícil y que, lamentablemente, no pudo recibir la ayuda que necesitaba a tiempo.
