El debate sobre la posible conmutación de penas a reos de edad avanzada y con enfermedades terminales sigue, esta vez con la intervención del diputado y dirigente del Partido Republicano, José Carlos Meza.

El también miembro del comando de José Antonio Kast, defendió la importancia de establecer un criterio “humanitario” para estos casos.

Durante el programa de CNN, Aquí Se Debate, Meza explicó que en el Senado ya se está trabajando en una propuesta para crear un rango etario, “70 o 75 años”, que permita a los reos con diagnósticos terminales pasar sus últimos días en casa, junto a sus seres queridos.

“Eso no significa que estemos haciendo un perdonazo a los crímenes más horribles que se pueden haber cometido, pero sí habla un poco de la humanidad que tiene la sociedad”, expresó el parlamentario.

Diputado Meza afirma que apoyaría conmutar a abusadores de menores en estado terminal

Lo más controversial llegó cuando la periodista Mónica Rincón le preguntó si esta medida debía aplicarse también a quienes han cometido delitos como abuso sexual infantil.

A pesar de la naturaleza sensible de la pregunta, Meza mantuvo firme su postura. “Yo creo que justamente ese es el momento en que nosotros nos ponemos por sobre y creo que no hay que hacer distinciones”.

Y añadió: “Un adulto mayor que va a morir en seis meses, en su caso es terminal, creo que hay que tener la humanidad de que muera”.

El legislador del Partido Republicano insistió en que la propuesta está dirigida exclusivamente a “presos mayores de cierta edad y con enfermedades terminales”, y que “nadie merece morir en la cárcel” cuando su expectativa de vida es mínima y su salud ya no les permite tener una calidad de vida digna en prisión.

La desaparición de Luz Espinoza Galaz sigue siendo un misterio que ha marcado a la comuna de Malloa, en la región de O'Higgins.

La mujer de 55 años fue vista por última vez el jueves 30 de octubre, mientras regaba las plantas de su hogar. Pero su rastro se perdió, y su familia la denunció oficialmente el 2 de noviembre.

Desde entonces, la incertidumbre y las preguntas no han hecho más que crecer. El primer indicio de algo extraño ocurrió cuando la sobrina de Luz, quien trabajaba con ella, fue a buscarla al hogar familiar.

Al llegar, encontró una escena: dos vasos de vino servidos en la mesa, un paté, migas de pan, y una taza, todo ello sin que aparentemente nadie hubiese tocado nada.

Javier Cáceres, uno de los hijos de Luz, no puede entender por qué había vino en la mesa, ya que su madre no consumía alcohol. "Mi mamá no tomaba", aseguró Javier.

El misterio creció cuando se dio cuenta de que el celular de Luz no estaba en la casa, pero sus otras pertenencias —como las llaves, su bolso con dinero y documentos— permanecían en su lugar.

Sin embargo, la casa no mostraba signos de desorden ni de robo. "Es como si alguien hubiera querido distraer", reflexionó el hijo en conversación con Chilevisión.

La última persona que vio a Luz Espinoza:: una vecina clave

El relato sobre la última persona que vio a Luz esa tarde es clave. Según cuenta Javier, una vecina pasó por la casa alrededor de las 5 de la tarde del jueves 30 de octubre.

La mujer le saludó mientras Luz regaba las plantas, justo en la entrada de su casa. "A las 6 de la tarde yo la vi", recordó la vecina, quien también mencionó que ese mismo día había intentado comunicarse con Luz por teléfono. Esa fue la última vez que la vieron.

Lo que sucedió después sigue siendo un enigma. La familia sospecha de varias personas cercanas a Luz, incluyendo a su exesposo, quien vive frente a su casa.

Aunque él mostró preocupación, la relación entre ellos no era la mejor y se sospecha de posibles roces previos. A pesar de las pericias realizadas por la PDI, no se encontraron rastros de Luz en su domicilio.

Además, hay misterio alrededor de la actual pareja de Luz, con quien ella llevaba casi cinco años. "Nunca nos lo presentó", comentó Javier, dejando claro que la familia no tenía mucha relación con él.

También se menciona una expareja de Luz, con quien aparentemente ya no había contacto, pero quien, según los hijos, la seguía buscando.

Keithy Cepeda, de 24 años, perdió la vida en un accidente de tránsito cuando viajaba en un automóvil con su hijo y pareja, quien también murió, en la avenida Islón, en La Serena.

El Nissan V16 en el que viajaba la familia quedó completamente destruido debido a la fuerza del impacto.

El conductor del otro vehículo involucrado, una camioneta, permanece internado en el Hospital San Pablo de Coquimbo, fuera de riesgo vital, pero a la espera de una cirugía debido a una fractura.

Para los residentes del lugar, este accidente no es un hecho aislado. Aseguran que la combinación de conducción temeraria, alto flujo vehicular y deficiente iluminación convierte a la avenida Islón en un punto crítico, consignó Diario El Día.

Uno de los vecinos, Jorge Meléndez, afirma que la situación ha sido expuesta reiteradamente a las autoridades sin resultados concretos.

“Viera la cantidad de camionetas y camiones que pasan hacia los sectores rurales a gran velocidad. Lo hemos planteado mil veces, pero no hay respuesta. Y de noche esto es una verdadera boca de lobo”, sostiene.

Otro vecino apunta al deterioro de la infraestructura: “Muchos postes no funcionan y varias veces se corta la energía por robo de cables. Así es imposible evitar accidentes”, afirmó.

Su entorno describe a Keithy Cepeda

Cercanos describen a Keithy como una madre dedicada y trabajadora, profundamente comprometida con el bienestar de su hijo.

“Era una excelente mamá, siempre ‘aperrada’ por su Faby. Lo amaba con todo su corazón. Debe dolerle haberlo dejado solo en estas circunstancias”, relató una amiga.

La mujer, además, pidió evitar especulaciones sobre las causas del accidente para no intensificar el sufrimiento de las familias involucradas.

Sin embargo, sostuvo que testigos apuntan a un adelantamiento imprudente por parte de una camioneta.

“Dicen que fue la camioneta la que pasó a otro vehículo y se encontró de frente con el auto. Ojalá se esclarezca pronto y que el responsable sea sancionado con dureza por causar tanto dolor”, agregó.

Su hijo sigue internado

El niño de 4 años, identificado como F.O.C., continúa en estado grave, pero fuera de riesgo vital tras el violento accidente ocurrido la tarde-noche del miércoles.

De acuerdo con el hospital de Coquimbo, el menor de edad presenta una contusión pulmonar severa, pero durante las últimas horas ha mostrado signos de evolución positiva.

Gracias a esta mejoría, pudo ser desconectado de la ventilación mecánica invasiva en la Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos (UCIP), donde continúa bajo estricta observación de un equipo multidisciplinario.

El pequeño, estudiante de prekínder en la Escuela de Altovalsol, se ha transformado en objeto de preocupación para los vecinos, quienes han organizado cadenas de oración y apoyo para su recuperación.