A pesar de que la Ley Zamudio fue aprobada hace tres años atrás, aún existen personas que agreden o discriminan a una persona por su sexualidad. Este fue el caso de una joven santiaguina, María José Cabezas Mena, quien denunció en Facebook el aterrador ataque homofóbico que sufrió al tomar un taxi capitalino.
Como detalló en esta red social, María José estaba pasando por una época difícil, por lo que decidió “salir para despejarme un poco” a un restobar “en el cual me siento muy cómoda y al que voy hace diez años”. Esta explicó que el local es un”un espacio para mujeres, es un lugar seguro y protegido para lesbianas y para todo aquel que disfrute del respeto”.
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Pero “lamentablemente, afuera no todas las personas tienen el mismo respeto y la ciudad está repleta de personas llenas de odio y con problemas psicológicos graves”, señaló. Su acusación no es para menos, ya que al salir de este bar tomó un taxi, cuyo conductor no la miró con muy buenos ojos. “Me pregunta ‘¿dónde me dirijo?’, le indico mi dirección y me dice que la tarifa era de $5000 hasta allá. Yo le digo que prefiero tomar otro taxi, ya que era un robo (…) y según taxímetro no alcanzan los $2000”, detalló.
Pero al intentar bajar del vehículo, “activa el cierre centralizado del automóvil y me deja encerrada. Rápidamente inició la marcha y aunque ella le gritaba que quería bajarse, continuó avanzado. “Tras media cuadra y en mi intento de abrir la puerta el taxista comenzó a agredirme y golpearme por la espalda, insultándome y aludiendo a mi opción sexual por el bar en el que estaba”, agregó.
Al pedirle nuevamente que la dejara bajar, “el taxista terminó lanzándome con el auto en movimiento, pasando la rueda trasera sobre mi pie y apretándome tres dedos de la mano en la puerta”, detalló. El hombre simplemente “aceleró y se dio a la fuga”. Por suerte, las lesiones no fueron graves y logró memorizar la patente, por lo que decidió ir a Carabineros, donde continuó su calvario.
“Les cuento lo sucedido y en un acto machista, cerdo y vergonzoso me prestan atención haciéndose los lindos y machos alfa, hasta que les cuento la parte en que fui agredida por homofobia al salir de un bar gay: automáticamente el trato cambió y no me prestaron ayuda”, relató.
Desde Carabineros sólo le dijeron “que debía constatar lesiones por mis propios medios si quería hacer ‘algo’. Insistí ya que es su deber asistir a una persona herida y llevarla a un centro asistencial, pero no me ayudaron, habían 9 carabineros en el lugar y ninguno hizo nada”, agregó.
Los uniformados la subieron al retén móvil “y me dejaron abandonada en el lugar. Además se fueron a hostigar a la clientela del local donde yo estaba tras mi reproche”. Al día siguiente, fue a otra comisaría y constantó las lesiones y el ataque. “Mientras tanto les dejo la patente del taxista homofóbico para que no lo tomen o para que al menos sepan que quien conduce ese vehículo es un delincuente”, señaló en su publicación. Puedes revisar su relato completo AQUÍ.