Elvis Presley vive en la memoria de todos, y es que es mundialmente conocido por ser el rey del rock and roll, caracterizándose por su profunda voz y movimientos bastante particulares.

Estos últimos, que no eran del agrado de los más conservadores de la época, fueron la debilidad de sus fanáticas, y causaron tanto furor que inspiraron hasta al mismo Sandro de América.

Aunque muchos pudimos pensar por años que se trataba de un talento, estos bailes no nacieron como tal, sino más bien debido a un síndrome: el de piernas inquietas.

Síndrome de piernas inquietas: (RLS, por sus siglas en inglés) es un problema del sistema nervioso que provoca la sensación de un impulso irrefrenable a levantarse y pasear o caminar. La persona que lo padece se siente incómodo a menos que mueva las piernas. [Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU]

En un inicio Elvis Aaron tocó muchas puertas, incluso en la disquera Sun Records, lugar donde grabó su primer demo (que no fue lo que esperaba) y donde además fue consciente de lo que ocurría con su cuerpo.

Empecé a saltar arriba y abajo, me decían, y no estaba consciente de ello. Mis piernas enteras temblaban, principalmente porque estaba tan nervioso y excitado, pero también porque puedo sentir la música más cuando me dejo a mí mismo reaccionar”, declaró Presley según detalla Jerry Osborne en el libro Elvis – Word for Word: What He Said, Exactly As He Said It.

Según se relata en el texto Historia freak de la música de Joaquín Barañao, pasaron cinco meses antes que Sam Phillips (Ejecutivo de Sun Records) lo llamara para darle una oportunidad.

Con el tema That’s all right (Mama) de Arthur Crudup, Elvis se presentó por primera vez en un escenario, donde encantó a los presentes, pero no solo por su voz, sino también por sus movimientos.

“Cuando llegó mi turno, estaba completamente tieso de miedo. Yo y mi banda salimos allá afuera y preparamos las cosas y estábamos listos para comenzar. ¡Pero hombre, no nos podíamos mover! Éramos como un manojo de cadáveres, estábamos tan asustados. Entonces alguien en la sección de los bajos se armó de coraje y empezó a tocar, y los otros siguieron, y antes de darme cuenta estaba cantando”, explicó el artista según se detalla en el texto de Osborne.

Elvis había quedado asombrado al no entender lo que sucedía. “La audiencia empezó a chillar un poco, y luego alguien comenzó a gritar y después todos siguieron con eso y realmente teníamos un baile. Dejé el escenario y aplaudieron y me llamaron de vuelta. No podía entenderlo. No tenía la más remota idea de qué estaba haciendo que les gustaba”, consignó Culto.

Según relata Jerry, fueron esos ‘bailes’ involuntarios lo que hizo que las personas se enamoraran de Presley. “Mi agente me dio un empujón hacia el escenario y me dijo que volviera allá afuera e hiciera lo que había estado haciendo, y dije ‘¿Qué estaba haciendo?’ Dijo ‘¡Tus piernas se han estado sacudiendo con la música y tus ojos crispándose y tus hombros crispándose y todo!‘, explicó El Rey.

Esos movimientos, que para Elvis eran inconscientes y que eran consecuencia de sus nervios, lo convirtieron en todo un ícono del rock and roll.

Un complejo que le dio un toque inigualable.