Sin duda, la película Coco se ha convertido en todo un fenómeno que logrado traspasar la pantalla grande. Y eso se ha notado especialmente en México.

Una historia que ha encantado particularmente es la de Ángel, quien no pudo contener las lágrimas cuando sus padres le regalaron una guitarra blanca, casi idéntica a la del protagonista de la película. Con sus acabados dorados, este instrumento salió de la ficción para convertirse en el boom de Paracho, “capital de la guitarra” en México.

Paracho, un pueblito enclavado en las montañas boscosas de Michoacán, es conocido por las magníficas guitarras de madera elaboradas por sus artesanos desde el siglo XVIII, y es el principal productor del país con unas 900.000 al año, muchas de ellas exportadas a Estados Unidos.

Pero los sobrios diseños de sus guitarras clásicas, casi siempre de madera natural, han sido reemplazados por el furor de la original guitarra de Coco: blanca con incrustaciones de nácar, adornada con una calavera negra y con maquinaria dorada para afinar las cuerdas.

Detrás del mostrador de su tienda, María Eugenia Gómez dice a AFP que no estaba preparada para “la fiebre de ‘Coco‘”: “Si tuviera 1.000 guitarras, 1.000 vendía”, dice esta anciana de 76 años, a quien le encantó el filme y augura que las ventas se mantendrán por largo tiempo.

La cinta de Disney-Pixar, que exalta la tradicional fiesta mexicana de Día de Muertos a través de la historia de Miguel Rivera, un niño que lucha por ser músico, ganó el fin de semana el Globo de Oro a mejor filme animado y es seria candidata al Óscar. Es también la cinta más taquillera en México de todos los tiempos.

“Como de película”

Michoacán, hasta hace unos años azotado por la sangrienta ola de violencia que generó el cártel narcotraficante Los Caballeros Templarios, es uno de los estados con mayor índice de emigración hacia Estados Unidos.

Los artesanos y comerciantes de Paracho se sienten agradecidos con su paisano Germán Vázquez, el guitarrero que hace unos 25 años emigró indocumentado y que, después de conseguir la nacionalidad estadounidense y establecer su taller en Los Ángeles, creó junto a Pixar la guitarra que aparece en Coco.

Ahora de 64 años, Vázquez recuerda nostálgico su odisea clandestina a través del desierto fronterizo para llegar a su sueño americano.

“Fue difícil, llega uno nada más con lo que trae puesto, sin dinero y con ganas de trabajar”, dice vía telefónica desde Estados Unidos. Asegura que su historia de vida “es algo como de película” y le hace identificarse con Miguel, el niño protagonista de “Coco“.

“Él quería ser músico y buscaba la forma de serlo. Luchó y luchó hasta que lo logró. Creo que por ese lado yo también soy como Miguelito… un fascinado de las guitarras”, relata.

Crítico de la política antiinmigrante del presidente Donald Trump, Vázquez reconoce que al llegar a Estados Unidos fue olvidando sus costumbres mexicanas, como la celebración del Día de Muertos que tanto ilustra “Coco“.

La película trae “el mensaje de reaccionar, de que no debemos olvidar a las ánimas porque se esfuman”, dice al asegurar que este año pondrá una ofrenda con veladoras junto a las fotografías de sus familiares difuntos, cuyas almas, según la tradición, visitan a los vivos el Día de Muertos.

Mientras, el pequeño Ángel, en Paracho, estará practicando en su guitarra nueva hasta lograr tocar la canción “Recuérdame”, que tanto le conmovió en “Coco“.