No solo somos lo físico, sino que también somos algo mental. Y todo en uno forma parte del ser humano.

Cuidar ambas partes es fundamental y hoy en día el fracaso y no saber tolerarlo nos frustra y lastra a nuestra salud mental.

“No se nos vacuna para el fracaso”, afirma Enrique Galindo Bonilla, psicólogo del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.

Por un lado, dice que nos ha venido una corriente, sobre todo de América, que nos dice que la felicidad existe, que es nuestro objetivo, y que es muy fácil de conseguir.

“Pero esta idea basada en el populismo psicológico tiene su contrapartida, si no conseguimos la felicidad la culpa es nuestra”, añade.

Y por otro lado, señala Galindo que las nuevas generaciones jóvenes no se frustran, les damos todo hecho, que tengan el mínimo esfuerzo y que no sufran con una idea positiva de protección.

“Por eso se hace todo lo posible para que tengan una vida más cómoda, más tranquila, y que no pasen por lo que han pasado las generaciones anteriores”, afirma.

Según sostiene este experto, a los jóvenes de hoy en día se les protege dándoles todo, pero lo que ocurre es que de esta manera insiste en la idea de que “no se les vacuna”.

Por ello, destaca que es tan importante fracasar y remarca que, en sí, “fracasar no es un fracaso” porque este es necesario para el aprendizaje.

“Fracasar es necesario. Nos puede servir para aprender y para corregir en el futuro qué es lo que podemos hacer para hacerlo mejor y afrontar los problemas de la mejor manera”, insiste Galindo.

El fracaso es necesario en nuestro día a día

De hecho, Enrique Galindo resalta que el fracaso es necesario para nuestra salud mental y detalla que hay dos tipos de apego.

Cuando a la persona se le ignora o maltrata; pero el exceso de protección también, porque le impide realizarse por sí misma, crecer como persona, y por tanto está sujeta a cualquier otro tipo de problemas de salud mental, de estrés, de ansiedad, de depresión, cuando se enfrentan con cualquier situación problemática en la vida.

Por desgracia, este psicólogo del SESCAM indica que cuando contamos un problema a alguien la respuesta habitual suele ser el que no debemos preocuparnos, que ya pasará.

“Paños calientes” a juicio de Galindo quien subraya en este sentido que cuando una persona se siente deprimida, se encuentra mal, y si recibe ese tipo de respuestas si llega con una depresión después sale con dos porque interpreta que debería ser capaz por sí mismo de salir adelante y de darse cuenta de todo lo que tiene alrededor y están peor de lo que creían.

“Y cuando se intenta esa forma de ayudar se hace un flaco favor, se perjudica a la persona”, añade.

Hay que aceptar que el problema también es una solución

Con esto, insiste en que hay una idea irracional que se suele repetir, y es que todos los problemas tienen que tener sí o sí solución y si no seremos infelices y sufriremos.

“Pero la realidad es que no tenemos el don de adivinar, ni sabemos cuál será la solución ideal al problema, y que hay problemas sin solución, como la muerte o alguna enfermedad”, agrega.

Este psicólogo reconoce igualmente que hay un montón de formas de actuar para solucionar el problema.

Incluso si cambiamos nuestra actitud ante el problema el problema a lo mejor no nos afecta o lo hace mucho menos, según aconseja.

“Tengo un jefe que me hace vida imposible y sufro mucho, y puedo hacer algo para cambiar esa situación, pero tengo que hacer yo algo. Entonces, si yo pienso que este jefe es un pobre desgraciado que nadie lo ha querido y no ha tenido el trato de sus padres, es un pobre diablo que no sabe hacer otras cosas, y cambio mi forma de verlo, al final a lo mejor le tengo lástima en lugar de odio o de pánico. Yo puedo decidir como actúo y lo mantengo en el tiempo y puede que así cambie la actitud del otro”, añade.

Pautas para afrontar este tipo de situaciones

Con todo ello, este experto aporta pautas para aprender a tolerar el fracaso en nuestro día a día:

1.- Reconocer y aceptar que la incertidumbre existe y no tenemos poder sobre todas las cosas.

2.- Podemos pedir ayuda si la necesitamos porque a veces nos cuesta ir al médico o al psicólogo.

3.- Fortalecernos en habilidades, hacer un curso de crecimiento personal que nos enseñe formas de interpretar mejor de la realidad o más adaptativas, por ejemplo.

4- Definir que tengo un problema; saber que tengo un problema.

5.- Buscar ideas alternativas de solución a través de una tormenta de ideas.

6.- Aplicarlo.

7.- No esperar a que pase o no hacer nada y si no tengo capacidad puedo formarme y aprender y fortalecer mis capacidades personales.