Es un hecho que el sexo está lleno de desinformación. Ya sea por la pornografía o por la escasa educación sexual que reciben las personas en varias partes del mundo, donde todavía la sexualidad es un tabú.

Esto también afecta el placer que se obtiene en estos encuentros y también aumenta las probabilidades de desarrollar una disfunción sexual.

Producto de la desinformación, surgen los mitos y presiones sociales respecto a lo que debe ser una relación sexual, cómo debes sentirse y hasta cómo debes practicarla, lo que evidentemente aumenta los niveles de ansiedad y temor frente a un acto que debería ser tan natural y conectado con nuestra mente y cuerpo.

Un aspecto en el que coincide Melinda DeSeta, terapeuta sexual certificada, licenciada en Psicoterapia y candidata a doctora en Sexología Clínica, en un artículo publicado en Psychology Today.

“Todo el mundo ha escuchado una buena cantidad de mitos sexuales. Cuando empezamos a aprender sobre el sexo, parece que hay mitos en todas partes. Desafortunadamente, esas primeras impresiones se quedan con nosotros. Muchos de nosotros seguimos cuestionando si estos mitos tienen validez“, advierte.

Por lo anterior, DeSeta quiso describir al menos cinco mitos que podrían estar interfiriendo en tu vida sexual, impidiéndote disfrutar como mereces.

Mito 1: lo que buscas en un sitio porno es lo que deseas en la cama

Falso. “La pornografía es fantasía. La pornografía está diseñada para tu entretenimiento y placer, no es un video instructivo”, parte diciendo la terapeuta.

De hecho, manifiesta que es común que las mujeres heterosexuales se sientan atraídas por la pornografía lésbica, ya que está diseñada para estimular mentalmente a quienes tienen vulva y no se centra en el pene del hombre, como ocurre en la pornografía heterosexual. “Lo que lleva a muchas mujeres heterosexuales a buscar porno lésbico pero aún deseando una relación con un hombre”, detalla.

Disfruta tu tiempo a solas y explora tus fantasías, recomienda.

Mito 2: el sexo solo es bueno si termina en un orgasmo

Falso. Para Melinda DeSeta, “un orgasmo es solo una ventaja, no el objetivo”, y eso es un error muy común en personas que se sienten presionadas a tener un orgasmo para demostrarle a su pareja que están disfrutando de la experiencia sexual.

“Esta presión aumenta la ansiedad y aleja el enfoque de las sensaciones en su cuerpo y desencadena pensamientos negativos. Sentirse presionado para tener un orgasmo finalmente disminuye el placer y la probabilidad de tener un orgasmo”, indica.

“¡El objetivo es el placer! Un orgasmo no significa que el sexo sea bueno”, advierte.

Mito 3: todos los orgasmos se sienten igual y deberían ser una experiencia explosiva

No es así. Según la especialista, existen muchos tipos diferentes de orgasmos. “Solo por nombrar algunos: clitoridiano, vaginal, anal, erógeno, combo… la lista continúa. Cada orgasmo se siente un poco diferente. Por ejemplo, un orgasmo del clítoris se siente más como una sensación de hormigueo en la superficie de la piel, mientras que un orgasmo vaginal, pulsa los músculos del suelo pélvico alrededor de la vagina”, detalla.

El llamado es a recordar que el buen sexo es el que es placentero y puedes encontrar tu propio orgasmo deseado.

Mito 4: una mujer solo está excitada si está lubricando naturalmente

Falso. “Una mujer puede estar completamente excitada, pero no mojada. Hay muchas razones por las que las mujeres no se lubrican durante los momentos sexuales”, asegura, señalando que entre ellas puede haber razones médicas, el momento de su ciclo menstrual, la reducción de estrógenos o simplemente porque no lo está en ese momento.

“Está bien. Si esto te ha sucedido, es común. Si esto sucede continuamente y causa dolor durante las relaciones sexuales o desafíos en tu vida sexual, consulta a tu ginecólogo”, aconseja.

Asimismo, recomienda tener siempre a mano un lubricante en el velador, ya que nunca está de más y aumentará el placer sí o sí.

Mito 5: mientras más grande sea el pene, mejor será el sexo

“¡Mito total! No se trata del tamaño del pene; se trata de cómo se usa”, indica de entrada DeSeta.

Según ella, existe una creencia social de que cuanto más grande el miembro viril, mejor, sin embargo, a lo largo de su carrera como terapeuta sexual, el censo se inclina más hacia que el tamaño no importa. “Más grande no es necesariamente mejor. Una sola talla no sirve para todos”, dice.

“Sea cual sea el tamaño, busca posiciones que tú y tu pareja disfruten. No olvides estimular todas las zonas erógenas”, recomienda.

Por último, ten siempre presente que el sexo es un acto tanto mental como físico, por lo que es importante desafiar los mitos, educarse y definir tu vida sexual dentro de los parámetros que te resulten placenteros. Recuerda: más que preocuparse del orgasmo, enfócate en que sea placentero.