Es muy probable que si estás en proceso de perder peso o lo intentaste alguna vez, escuchaste hablar del déficit energético, déficit calórico o balance energético negativo.

Para alcanzar el ansiado objetivo, una de las maneras más saludables para conseguirlo es realizando este proceso, sin recurrir a ‘productos milagrosos’, dietas estrictas que prometen ayudarte a adelgazar o la última máquina del mercado que tonificará tu cuerpo sin esfuerzo.

Por lo mismo, es esencial entender tu cuerpo, sus necesidades energéticas y cómo funciona tu metabolismo, si es que queremos adelgazar de forma segura y saludable.

Evelyn Sánchez, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de Universidad de Las Américas (UDLA), explicó a Página 7 que “la regulación orgánica de la ingesta energética constituye un proceso esencial para el adecuado funcionamiento celular y del organismo, ya que posibilita el equilibrio necesario entre la cantidad de energía consumida, almacenada y el gasto energético”.

“Este equilibrio es posible gracias a la coordinación entre diferentes sistemas, órganos y la composición corporal”, añadió.

¿Qué es y cómo se consigue?

La profesional aclaró que el balance energético negativo o déficit energético “se refiere a la diferencia entre las calorías ingeridas en la dieta y la energía consumida en las actividades diarias, que resultan del metabolismo basal (funciones vitales) y actividad física, entre otros”.

Pexels (cc)
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“Cuando la ingesta de energía es inferior al gasto, el organismo hace uso de las reservas corporales de glucógeno, grasa y proteína para mantener las funciones vitales y diarias”, agregó.

Y para conseguirlo, la académica detalló que existen varios mecanismos. “Dentro de los más comunes se encuentran la reducción de la ingesta a través de dietas hipocalóricas (baja en calorías) y el aumento del gasto energético a través de mayor actividad física”, dijo.

En definitiva, debemos hacer que nuestro cuerpo gaste más energía de la que recibe, y eso lo podemos hacer ingiriendo menos calorías, o bien, entrenando más.

Procedencia de las calorías

Sánchez comentó que la facilidad en el seguimiento de ese patrón alimentario depende mucho del tipo de alimentos escogidos. No es lo mismo cierta cantidad de calorías de un plato de arroz con verduras y pollo, que las mismas calorías de una hamburguesa y papas fritas.

Freepik (cc)
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“La procedencia y calidad de las calorías ingeridas tiene un demostrado impacto en la salud global del organismo, por lo cual, se hace relevante el saber seleccionar los alimentos diarios ingeridos, siguiendo las recomendaciones y guías alimentarias vigentes”, señaló.

Si bien es cierto que a nivel de gasto energético el aporte calórico es independiente de la calidad del alimento, sin embargo, esto es solo un aspecto cuantitativo. “Se debe velar, independiente de la equivalencia en calorías, por ingerir alimentos saludables que brinden beneficios para la salud”, enfatizó la especialista.

Recomendaciones para favorecer un déficit energético sin contar calorías

Sánchez indicó que al seleccionar los alimentos de la dieta con el fin de lograr un déficit energético, “se deben privilegiar, además, aquellos alimentos que contribuyan a cubrir las necesidades de vitaminas, minerales y nutrientes críticos establecidos”.

“Coincidentemente, muchos de ellos tienen aportes energéticos reducidos como las verduras y frutas”, complementó.

En este sentido, recomendó seleccionar alimentos con baja densidad energética, es decir, aquellos que en un determinado volumen aporten baja cantidad de calorías. “Por ejemplo, 100 gramos de lechuga o apio aportan en promedio 10 a 15 calorías, versus 100 gramos de mantequilla, que en promedio aportan 700 calorías”, aclaró.

Asimismo, aconsejó que si no se dispone del tiempo ni el conocimiento para el conteo de calorías, debemos privilegiar los grupos de alimentos saludables como verduras, frutas, carnes magras, huevo y pescados, evitando frituras, salsas y aderezos innecesarios.