Jennifer Weiss, con los años, tuvo la valentía de conversar con Richard Cottingham, quien asesinó a su madre en 1979.
Ella se llamaba Deedeh Goodarzi y fue decapitada por Richard. El sujeto incluso le cortó las manos y el cráneo jamás fue encontrado.
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La historia ha generado gran impacto entre usuarios de redes sociales por saber cómo se forjó esta especial “amistad”.
Sin embargo, el objetivo principal de Jennifer fue uno diferente: acercarse a él para lograr que confesara otros crímenes que no habían sido resueltos.
Se trata del ‘asesino del torso’, quien afirmó haber violado, masacrado y mutilado a más de 100 mujeres entre 1967 y 1980.
Actualmente cumple una sentencia de prisión de 200 años, pero ha sido condenado y acusado solamente por 11 homicidios.
Relación con el asesino
Weiss entabló una amistad poco probable con el asesino de su madre biológica, mientras él cumplía su sentencia de prisión.
En 2017 decidió visitar por primera vez al hombre que tiene 75 años. “Empecé a escribirle a Richard y pedirle que me pusiera en su lista de invitados (de la prisión). Muy alegre y cómodo le hice decir ‘sí'”, relató al medio local PIX11.
Jennifer le explicó directamente su objetivo: “Sabía lo que quería y lo dejé muy claro (…) le di mi amistad para conocer los detalles de los crímenes”, sostuvo.
En esa línea, señaló que “cuando comencé a preguntarle sobre lo de mi madre, abrió la puerta para hablar sobre las otras mujeres que asesinó. Creo que tenemos hasta 75 casos sin resolver”.
“La magnitud de lo que hizo es insondable… me hice amiga de él por el bien de mi madre y por mi búsqueda. Estoy haciendo esto por las personas que perdieron a sus hijas”, declaró a NewJersey.com.
“Y para estas chicas que sus vidas terminaron por culpa de Richard jugando a ser Dios. No estaré tranquila hasta que averigüemos quiénes eran, por eso lo hago”, agregó.
Los crímenes de Cottingham generaron tal impacto, que el documental de Netflix Crime Scene: The Times Square Killer examina en detalle su caso.
