El bello gesto de un niño de Inglaterra, quien ha pasado las últimas 200 noches durmiendo en una carpa en el patio de su hogar, está dando la vuelta al mundo.
El protagonista es Max Woosey de 10 años, quien vive en Devon y busca homenajear a su vecino, llamado Rick, quien murió en febrero pasado a causa de un cáncer a los 74 años.
El pequeño comentó al medio BBC que “a veces me asusto un poco cuando hay tormenta”, agregando que lo mejor de esta aventura es que puede “escapar” de sus padres.
“Tuvimos un par de tormentas grandes en las que creo que no dormí nada porque estaba demasiado ocupado revisando la tienda, pero ya estoy acostumbrado”, aseguró.
¿Por qué duerme afuera?
Poco tiempo antes de morir, su vecino le regaló una tienda de campaña y le pidió que le prometiera que tendría una aventura con ésta. Y Max le cumplió.
Este hombre perdió a su esposa en 2017 y sus últimos días los pasó en North Devon Hospice, un asilo para personas enfermas.
Como Max conoció su historia y la importancia que tuvo este centro en la vida de sus fallecidos vecinos, decidió ayudar para reactivar los aportes, los que se vieron congelados por la pandemia del COVID-19.
La primera noche que el pequeño de 10 años decidió dormir afuera fue el 28 de marzo. Desde entonces, ha logrado recaudar cerca de 72 mil libras esterlinas (cerca de 73 millones de pesos) para el asilo a través de la página JustGiving.
También puedes leer
El director de North Devon Hospice, Stephen Roberts, agradeció a Max por esta acción y le aseguró que el dinero recaudado “no podría llegar en un mejor momento”, consignó BBC.
North Devon Hospice brinda atención y apoyo gratuitos a las personas y sus seres queridos que se enfrentan al impacto de una enfermedad potencialmente mortal. “Todos los días ayudamos a más de 100 personas, ya sea en sus propias casas o en Deer Park, de forma totalmente gratuita”, se detalla en su descripción.
¿Hasta cuándo planea seguir durmiendo afuera? Max quiere completar los 365 días.
Reacción de sus padres
Según expresó su madre, Rachael Woosey, a la revista People, al comienzo odió completamente la idea, ya que “estás acostumbrado a tenerlos cerca y vigilarlos. Así que me pareció muy extraño”.
“Ahora hemos decidido que vamos a aceptarlo. Es como ‘¡está bien, puedes hacerlo un año!'”, añadió su madre.
También puedes leer
Según la mujer, “el problema principal es decirle buenas noches, ya que tienes que ponerte un abrigo y zapatos y salir bajo la lluvia en lugar de subir las escaleras”.
Y añadió que Max “puede hacer frente a la mayoría de las cosas. Lo único que no le gusta son los relámpagos. Pero para ser justos con él, no entró cuando tuvimos una tormenta. Vio el relámpago y dijo: ‘Conté hasta cuatro y luego hubo un trueno, ¡así que supe que estaba bastante lejos y que no iba a morir!'”
Rachael reconoció que estaba muy preocupada, se preguntaba si debía o no dejarlo enfrentar los relámpagos en la tienda de campaña y hasta pensó que era una madre irresponsable. No obstante, aseguró que se saca el sombrero frente a la valentía de su hijo.
Cabe destacar que la carpa que le regaló su querido vecino Rick no aguantó mucho el clima de Inglaterra, por lo que sus padres la adaptaron para que resistiera la lluvia.
Ahora, buscan renovarla nuevamente para que Max pueda acampar de manera segura en temperaturas bajo cero.
