Medusa es un personaje de la mitología griega temida por ser capaz de petrificar a todos aquellos que la miraban a los ojos, convirtiéndolos en piedra.

Para mala suerte de Medusa, tampoco contaba con una apariencia agradable: según cuenta la leyenda, tenía cabeza de mujer y un abultado cabello formado por nidos de serpientes.

Hoy en día, y en honor a esta particular habilidad, el medusavirus es un patógeno recién descubierto por investigadores de la Universidad de Kyoto y la Universidad de Ciencias de Tokio, ambas en Japón, que al igual que Medusa, petrifica a sus víctimas.

Los investigadores fueron capaces de descifrar el comportamiento del virus: cuando coloniza a su huésped, a éste le crece una capa gruesa superficial que lo acaba paralizando, convirtiéndolo en piedra.

Para suerte de los seres humanos, este microorganismo no nos afectaría en un principio. Sin embargo, no todo estaría de nuestro lado: este virus infecta a las Acanthamoeba castellanii, un tipo de ameba que puede provocar serios daños en nuestra córnea, situación que lo haría potencialmente dañino para nosotros.

El virus fue encontrado en una zona fangosa de una fuente termal de Japón en muestras de lodo y hojas secas, según explica el artículo publicado por los investigadores oriundos de Tokio en la revista Journal of Virology.

No solo el comportamiento del virus recordó a los científicos de Medusa. Fue su aspecto el que también influyó para darle este particular nombre: posee más de 2.600 picos en todo su cuerpo en forma de esfera.

Este descubrimiento es tan inédito, y el patógeno tan diferente a otros que se hayan visto antes, que los autores proponen clarificarlo como una nueva familia: Medusaviridae.

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Recordemos que la Medusa griega terminó sus días decapitada por el semidiós Perseo, quien después usó su cabeza como arma en contra del monstruo marino, Ceto, enviado por los dioses como castigo a los reyes Cefeo y Casiopea, después de que Cefeo se jactara de tener por esposa a una mujer más hermosa que las nereidas (criaturas reconocidas por su excepcional belleza).