Pese a que para muchos la cama puede ser, por excelencia, el lugar más cómodo donde descansar o pasar el rato, lo cierto es que puede ser bastante más desagradable de lo que imaginas.

Esto porque entre nuestras sábanas se esconden bacterias, hongos, tierra, sudor y otros fluidos, e incluso restos de piel, unos 10 gramos en promedio por día, para que los ácaros de polvo se den un festín.

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Eso, combinando con los 100 litros de sudor que producimos cada año y todos aquellos snacks que comemos en la cama, da como resultado un perfecto caldo de cultivo para hongos y bacterias.

Es por eso que no ser riguroso con el lavado y cambio de sábanas no solo habla mal de tus hábitos, sino que también puede ser peligroso, según lo que explica la Lisa Ackerley, doctora en higiene y experta de Dettol, al medio inglés Daily Mail.

Y es que las bacterias y los hongos que viven en tu cama significan que en cualquier momento puedes contraer el denominado ‘pie de atleta’, que ocurre cuando un cierto hongo o levadura prolifera sobre la piel de tus pies, y que también se puede presentar en los talones, las palmas de las manos y entre los dedos de las manos.

La Dra. Ackerley señala: “Piensa en todas las cosas que haces en la cama. Además de ser el lugar donde se duerme, algunos también la ocupan como oficina, una sala de té, mesa de comida o incluso como cama para sus mascotas“.

En ese sentido, la experta indica que dependiendo de los usos que le des a tu cama y cuán limpio estás cuando te vas a acostar, “tu cama puede ser un lugar bastante sucio y es posible que le provoque algún daño a tu cuerpo”.

Ackerley también recomienda pasar la aspiradora alrededor de la cama y lavar la ropa de cama a altas temperaturas o, si lavas con agua fría, usar un detergente ‘potente’.

Por último, aconseja que la ropa de dormir también debe lavarse regularmente (cada tres días, lo recomendable) y la ropa de cama mínimo debería ser una vez por semana, y si no es posible, máximo cada dos.