“Entonces estalló la tormenta y danzaron los dragones”. Con esta frase, George R.R. Martin da el disparo de salida en su novela Fuego y Sangre a la guerra civil entre los Targaryen, la infame Danza de los Dragones. Algo que, como era de esperar, tuvo lugar en el décimo y último capítulo de la primera temporada de La Casa del Dragón.

La serie de HBO Max culminó con una trágica y espeluznante muerte que marca un punto de no retorno tanto para los Verdes como para los Negros.

El episodio final, titulado ‘La Reina Negra’, arranca con Rhaenys llegando a Rocadragón para comunicar a la princesa Rhaenyra la muerte de su rey padre Viserys y la traición de los Verdes que, encabezados por los Hightower, han coronado ya a su hermanastro menor, Aegon, como nuevo rey.

A pesar de que todos, especialmente su tío y esposo Daemond, la animan a responder de forma beligerante ante la traición que supone obviar la sucesión marcada por Viserys, que la señaló a ella como heredera del Trono de Hierro, el personaje Emma D’Arcy intenta buscar alternativas al conflicto.

Si no hay más remedio que ir a la guerra, quiere saber exactamente de qué lado está cada casa.

Precisamente con este propósito, envía a sus hijos, a lomos de sus dragones, como mensajeros para tratar de ganarse el favor de los nobles que aún no se han declarado de parte de Aegon II (Tom Glynn-Carney).

final de La Casa del Dragón
Captura | HBO Max

Lucerys versus Aemond

Con Rhaenys patrullando el Mar Angosto en su dragón Meleys, Rhaenyra envía a su hijo mayor y heredero Jacaerys, primero al Nido de Águilas, para conseguir el compromiso de la prima de la madre de Rhaenyra, Lady Jane Arryn, y luego al norte, hasta Invernalia, para hacer llegar su mensaje a Lord Cregan Stark.

Su segundo hijo, Lucerys, de 14 años, parte a Bastión de Tormentas a lomos de su aún bastante pequeño dragón Arrax.

Allí deberá entregar su mensaje y pedir el apoyo de Lord Borros Baratheon… que ya tiene visita. Y es que Aemond Targaryen, el segundo hijo de la reina Alicent y hermano de Aegon II, ya está allí junto a Vhagar, la colosal dragona por la que, antaño, perdió un ojo al reclamarla, y fue precisamente a manos del entonces más pequeño Lucerys Velaryon.

Tras burlarse del joven y volver a tildarle de bastardo delante de Lord Borros, Aemond le exige a Luke que le dé un ojo para saldar su antigua deuda.

“Quiero que te arranques un ojo como pago por el mío. Me basta con uno… no quiero dejarte ciego. Me gustaría regalárselo a mi madre”, le dice el temible Targaryen quitándose su parche y lanzando un puñal a los pies del aterrado adolescente.

Aemond final La Casa del Dragón
Captura | HBO Max

Las pérdidas de la Reina Negra

El joven se niega y afirma que su madre le ha enviado hasta allí como “mensajero, no como guerrero”. Pero Aemond insiste en que, de no acceder, él mismo será quien le arranque el ojo.

La orden de Borros frena al hijo de Alicent, pues se niega a que su castillo se convierta en la zona cero del conflicto, en el lugar en el que un Targaryen derramó la sangre de otro.

Presto, el joven Lucerys sale del castillo para montar rápidamente en su dragón Arrax, que está desorientado y extremadamente nervioso por la tremenda tempestad y, sobre todo, por los temibles rugidos de Vhagar, la bestia alada más grande de Poniente.

El joven, aún un inexperto jinete, ve cómo le cuesta que su dragón obedezca sus órdenes.

Tal y como era de esperar, al poco tiempo de iniciar su vuelo de vuelta a Rocadragón, Luke comprueba que su tío le sigue a lomos de su monumental dragona. Su única opción es escapar, ya que sabe ni dragón ni jinete son rivales para sus perseguidores.

Tras jugar al gato y al gato y al ratón con su sobrino, Aemond recibe respuesta por parte de Arrax, que lanza una llamarada sobre Vhaghar, descontrolando por completo a la colosal bestia, que deja de obedecer a su jinete.

Algo parecido sigue ocurriendo con Luke, que a pesar de sus esfuerzos tampoco logra que su dragón haga caso a todas sus órdenes. El instinto de superviviencia en la batalla de las bestias es más fuerte que el control que tienen sobre ellas sus jóvenes jinetes.

final La Casa del Dragón Lucerys
Captura | HBO Max

Trágico final en La Casa del Dragón

Es entonces cuando llega lo que ni siquiera el cruel y letal Aemond parece que quería, pero que una vez iniciada la cacería era inevitable: Vhagar sorprende a sus presas en un ya despejado cielo y engulle con sus enormes fauces a dragón y jinete.

Lo hace ante la mirada atónita del tuerto príncipe Targaryen, que tiraba desesperadamente de las riendas en un intento inútil de frenar a su bestia.

Todo indica, por tanto, que Aemond no quería matar a su sobrino, sino solo asustarlo y humillarlo… al menos en la serie, ya que los libros relatan una intencionalidad bastante clara.

En todo caso, accidente o asesinato, lo único cierto es que con uno de sus hijos engullido por un dragón enemigo, ni las proféticas enseñanzas de su padre, ni su noble intención de no sumir Poniente en una devastadora batalla por el trono, importan ya: Rhaenyra irá a la guerra.

Los dragones danzarán… y arrasarán con todo.