La mayoría de las ‘transformaciones de cuerpo’ que vemos en Internet, tienen que ver con personas que antes tenían sobrepeso y que ahora lucen delgadas y tonificadas.
A menudo sus mensajes y fotografías explican cómo el ejercicio y la alimentación saludable los ha convertido en ‘nuevas personas’, asegurando que ahora se quieren y valoran mucho más. Y si bien estos casos tienen que ser aplaudidos y valorados, también existen casos contrarios que merecen el mismo respeto.
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Es decir, casos de superación en que el sentirse bien y querer tu cuerpo tiene que ver con subir de peso y no con deshacerse de unos cuantos kilos.
Justamente esa es la experiencia de la modelo Liza Golden-Bhojwani, y que quiso compartir con el mundo para recordarles a todos que es necesario dejar de medir nuestro valor y coraje de acuerdo a la talla corporal.
Liza compartió recientemente una foto de su ‘antes y después’, tomada con tres años de diferencia. La de la izquierda (2013) es ella cuando estaba en la ‘cresta de la ola’ como modelo. A la derecha, está la Liza actual.
“A la izquierda estoy yo en la cima de mi carrera. Mi primera semana en la industria de la moda donde tenía la talla que debía tener“, escribió en su Instagram.
Luego pasó a explicar que en ese tiempo en que encontró el éxito en esta carrera, también experimentó los efectos en su salud de mantener siempre un peso bajo, consumiendo apenas 500 calorías al día. Aún cuando intentaba dejar la dieta extrema y el ejercicio, se presionaba a sí misma para mantener su peso.
“Después de desmayarme una noche en mi departamento, mientras preparaba mis comidas bajas en calorías (creo que unas 20 unidades de Edamame (leguminosa originaria de Japón)), decidí renunciar a la dieta y a la rutina de ejercicios y decidí que lo haría por mi cuenta. Pensaba que aún podía permanecer delgada así que iba a comer un poco más para no sentirme horrible“, indicó.
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La modelo señaló que a medida que iba comiendo más, sus hábitos cambiaban. Pasó de comer una bolsa llena de almendras a platos de comida, y sin darse cuenta tenía atracones de vez en cuando. “Anhelaba cada comida que pudieran imaginar, y me estaba dado todos los gustos, pese a que sabía que era un momento importante en mi carrera“.
Con el paso del tiempo comenzó a ganar peso e inevitablemente afectó su carrera. Fue a muchos castings pero se daba cuenta que el cliente no quedaba conforme, y se dio cuenta que se debía a su tamaño. “Traté de relajarme lo más posible, de demostrar que no había nada malo pero la verdad es que luego de haber agendado un solo show, me enviaron de regreso a casa antes que todas las otras chicas que tenían shows por todas partes“, reveló.
En ese momento se dio cuenta que había renunciado a su corta carrera de modelo, y durante bastante tiempo se culpó de aquello, pensando que era débil por no haber podido seguir una dieta o una rutina de ejercicios, sin embargo, dejó de importarle pues quizá no era lo que quería.
Luego de un tiempo, Liza intentó volver a ponerse en forma, pero esta vez, sin ‘matarse’ de hambre. Volvió al gimnasio, asumió una dieta estricta y consiguió estar saludable, sin embargo, no lo suficiente para Victoria’s Secret u otras marcas. “Fue realmente una lucha. Yo veía cómo otras chicas simplemente comían lo que querían y apenas ejercitaban y yo me quemaba el trasero en el gimnasio. Volví al comienzo y no podía entenderlo“, recordó.
Fue ahí cuando pensó en que quizá simplemente no estaba hecha para eso y que tal vez no estaba destinada a estar ahí. “Estaba realmente mal, negativa, deprimida, sensible, miserable. Hasta que finalmente llegó a un punto de quiebre. Un día pensé…¿Por qué tengo que luchar contra mi cuerpo? ¿Por qué no simplemente voy en su misma dirección? Decidí dejar de esforzarme y simplemente comencé a escuchar mi cuerpo“, detalló.
Fue así como comenzó a aceptar su figura natural, dejó de forzar su cuerpo. Aseguró que si bien no es perfecto, es suyo y su alma está feliz, es por eso que decidió entregar un mensaje que pretende inspirar a otras mujeres y hombres a perseguir su propio bienestar.
“Me ejercito cinco días a la semana, aunque a veces no lo gago por dolencias o viajes. ¿Y saben qué? Está bien para mí. Porque cuando estoy lista vuelvo rápidamente al gimnasio, pero ya no lo hago por mi trabajo, lo hago por mí. Como lo que quiero sin sentir culpa. Y eso sí que es una buena sensación. Quizá no estoy hecha para portadas ni para editoriales con grandes marcas, pero todo tiene su razón. Merezco ser feliz y sentirme plena. Todos lo merecemos”.
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