Una mujer muy desafortunada en el amor, bajó 140 kilos para casarse con el hombre de sus sueños y terminar para siempre con su tóxica relación con la comida chatarra.
Michelle Pardo tiene 26 años y es oriunda de Nueva Jersey, Estados Unidos. Durante mucho tiempo fue una adicta a la comida chatarra, sin embargo, transformó su vida perdiendo 75 kilos, luego de darse cuenta cómo lucía su cuerpo y la baja autoestima que eso había provocado en ella, razón por la que además fallaban todas sus relaciones amorosas.
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Infeliz, Michelle solía atiborrarse de comida chatarra al menos tres veces al día y pasaba las noches llorando y comiendo. Pero luego de una gastrectomía vertical en manga y extensas jornadas en el gimnasio, la gerente de una compañía de camiones, transformó completamente su cuerpo y, en el camino, logró robarse el corazón de Sean, de 27 años.
Sean le propuso matrimonio en París, y la pareja se casó en abril pasado cuando Michelle lucía increíble en un vestido de novia talla 34.
“He tenido sobrepeso desde que era una niña. Recuerdo tener seis años y correr con entusiasmo de la escuela a la casa, ya que podría atacar la despensa de la cocina“, señaló Michelle al medio inglés The Mirror.
La joven confesó que siempre fue una chica muy femenina y que soñaba con conocer a su príncipe azul, pero los niños en el colegio solían llamarla constantemente “gorda” y “fea”, por lo que comenzó a creer que nunca tendría el cuento de hadas que “todas las niñas quieren”. “En vez de eso, me enamoré de la comida y disfrutaba comiendo hamburguesas y papas fritas al menos tres veces por día“, comentó, agregando. “Nunca podía ordenar un solo sándwich, siempre tenían que ser dos o tres, con hartas papas fritas y gaseosa“.
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A la edad de 18 años, cuando se graduó, Michelle pesaba 114 kilos, y ya estaba muy avergonzada de la forma en que lucía. Desesperada por tener una pareja, comenzó a salir con cualquier hombre que le prestara atención, y por lo mismo tuvo sólo relaciones fugaces.
Fue a los 23 años, cuando llegó a pesar 140 kilos y tuvo otra relación fallida, que Michelle terminó de deprimirse y tocó fondo. En ese momento se dio cuenta que nunca podría enamorarse de alguien antes de amarse a sí misma, e hizo un voto de abstinencia hasta que perdiera peso. “Me prometí a mí misma que no me enamoraría otra vez hasta que me quisiera yo misma. Luego de investigar, decidí que la mejor opción era esa cirugía y desde entonces comencé mi nueva vida“, relató.
Empezó a comer pequeñas cantidades de comidas molidas, incluyendo carnes magras y vegetales, y estaba muy concentrada en su objetivo, de hecho, los hombres era en lo que menos pensaba. Pero dos meses más tarde, y aún pesando 114 kilos, conoció a Sean, aún así ella no estaba interesada en una relación.
No obstante, en su primera cita terminó abrumada por el gran esfuerzo que Sean hacía con tal de agradarle, y fue después de varios encuentros que terminó por ganarse su corazón.
Lo que más le gustó, confesó, fue que él estaba interesado en ella cuando aún estaba “grande”, y que fue un apoyo incondicional en su lucha por perder peso. “Sean me apoyó totalmente en mi objetivo, y luego de perder más de 45 kilos, él estaba a mi lado cuando decidí que debía someterme a una abdominoplastía para retirar el exceso de piel“, reveló.
Luego de esa cirugía, ella bajó 30 kilos más y , como regalo, Sean la llevó a pasear a París y fue en esa mágica ciudad europea donde le propuso matrimonio. “Simplemente pensé: ‘¿Cómo llegué a ser tan afortunada que encontré a un hombre verdaderamente romántico y que me ama tanto?’“, recordó.
En abril pasado se casaron y actualmente Michelle pesa 65 kilos, y está enfocada en su carrera como entrenadora personal, pues quiere ayudar a otros en sus viajes de pérdida de peso. “Después de todo, si yo pude perder la mitad de mi peso y encontrar el amor, entonces todos pueden“, remató.
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