Día Mundial de la Salud Mental: las señales para identificar la ansiedad y la depresión
Este 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha clave para visibilizar los trastornos psicológicos que afectan a millones de personas en todo el mundo.
En Chile, la situación no es alentadora: la ansiedad y la depresión siguen en aumento, especialmente tras la pandemia, y pese a su alta prevalencia, ambos trastornos continúan siendo estigmatizados y muchas veces invisibilizados.
Según el estudio “Termómetro de la Salud Mental” de la ACHS junto a Universidad Católica, la ansiedad afecta al 25,8% de los chilenos, con una marcada diferencia entre géneros (35,5% en mujeres y 13,4% en hombres).
En tanto, la depresión afecta al 13% de la población, con cifras igualmente dispares (19,5% en mujeres y 6% en hombres).
Aprovechando la efeméride, desmitificamos estas condiciones, explicamos cómo diferenciarlas y cuándo es momento de buscar ayuda profesional.
¿Cómo diferenciar depresión y ansiedad?
Ambos trastornos pueden coexistir (hasta el 70% de las personas con uno, también presentan el otro), pero se manifiestan de formas distintas.
“La depresión se caracteriza por un sentimiento persistente de tristeza, desesperanza y pérdida de interés en actividades que antes eran placenteras”, explica la doctora Magdalena Galarce, médico de familia de Farmacias Ahumada.
Quienes la padecen suelen experimentar fatiga constante, cambios en el sueño o el apetito, y dificultades para concentrarse o encontrar motivación.
En contraste, la ansiedad implica una preocupación excesiva, nerviosismo y miedo anticipado. Suele manifestarse con síntomas físicos evidentes, como palpitaciones, sudoración, temblores o molestias digestivas.
“La ansiedad se anticipa a lo que está por venir; la depresión se centra en lo que ya pasó o en lo que está ocurriendo”, resume Galarce.
Una de las claves es la duración de los síntomas. Si se prolongan por más de dos semanas y afectan el funcionamiento diario —en el trabajo, los estudios o las relaciones personales—, es fundamental acudir a un especialista.
Las señales de alerta: ¿cuándo buscar ayuda?
“Un signo de alarma es la incapacidad para realizar tareas cotidianas, el aislamiento social, o cambios drásticos en el estado de ánimo como llanto persistente, irritabilidad extrema o pensamientos de muerte”, enfatiza Galarce.
Además, estos trastornos no afectan solo a adultos. En niños y adolescentes, pueden presentarse como irritabilidad, dificultades escolares, aislamiento o miedos intensos. Factores como el bullying, la presión social o el uso excesivo de redes sociales pueden agravar la situación.
Los tratamientos y hábitos que ayudan a mejorar la salud mental
Afortunadamente, tanto la ansiedad como la depresión son tratables. El enfoque suele ser integral, combinando terapia psicológica con apoyo farmacológico, según el caso.
“Los antidepresivos y ansiolíticos son herramientas valiosas, pero siempre deben ser recetados y controlados por un profesional”, advierte la doctora. “Suspender la medicación sin supervisión puede provocar recaídas o efectos adversos”.
Además del tratamiento médico, los hábitos saludables marcan una gran diferencia. Actividades físicas como caminar, trotar o bailar liberan endorfinas que ayudan a mejorar el estado de ánimo. Dormir entre 7 y 8 horas, mantener una alimentación equilibrada y reducir el consumo de sustancias como alcohol o cafeína también es clave.
Se ha demostrado, por ejemplo, que niveles bajos de vitamina B12 pueden estar relacionados con mayor riesgo de depresión, por lo que una dieta rica en nutrientes es fundamental.
En este Día Mundial de la Salud Mental, el llamado de especialistas y organizaciones es claro: hablar de salud mental, informarse y no tener miedo de pedir ayuda.
“Cada persona es diferente, pero lo importante es tener un enfoque integral: combinar psicoterapia, autocuidado, apoyo familiar y, si es necesario, tratamiento farmacológico”, concluye la doctora Galarce.