¿Alguna vez has tenido un intenso dolor en la zona lumbar que, incluso, te ha invalidado? Bueno, lo más probable es que estabas ante un cuadro de lumbalgia, patología que se ha vuelto una de las más frecuentes, luego de las enfermedades respiratorias.

De hecho, se estima que cerca de un 80% de los chilenos entre los 18 y 45 años ha acudido al menos una vez al médico por padecer lumbago.

El doctor Andrés Lisoni, traumatólogo especialista en columna de Clínica Indisa, explica que “a pesar de convertirse en la principal causa de licencias médicas de más de siete días, el lumbago o lumbalgia tiene buen pronóstico. De hecho, la gran mayoría de los casos el dolor cede de manera significativa dentro de las primeras tres semanas del cuadro clínico, desapareciendo casi por completo alrededor de las seis semanas”.

Cabe destacar que se trata de una patología de gran prevalencia, en que el 80-90% de la población lo presentará, entre los 15 y 55 años.

>Pero, ¿qué es el lumbago

El lumbago o lumbalgia es un dolor intenso en la parte baja de la espalda, entre las últimas costillas y los glúteos, y puede expandirse hacia las piernas. Estas molestias limitan los movimientos, impidiendo actividades cotidianas; por eso, aunque no es algo grave, puede ser muy invalidante y doloroso.

De hecho, existen diversos tipos de lumbago:

Lumbago puro: hay presencia de dolor en la zona lumbar, que no sobrepasa el pliegue de los glúteos, sin irradiación a las piernas. Su origen puede ser multifactorial, desde cosas traumáticas, hasta posiciones viciosas prolongadas.

Lumbago Esclerotogeno o Facetario: existencia de dolor en la región lumbar que se origina en las articulaciones de la parte posterior de la columna. Se caracteriza por el dolor en la extensión de la columna y en las posiciones estáticas prolongadas, por ejemplo, cuando se está mucho tiempo de pie o sentado recto.

Dolor Lumbociático o Radicular: cuando el dolor se irradia por compromiso de algunas de las raíces o nervios que forman parte del nervio crural o femoral, que son los que inervan las piernas. La distribución del dolor dependerá del nervio comprometido.

Dolor Lumbar Atípico: el dolor es por un patrón no especificado. Generalmente, se produce por trastornos emocionales o tensionales.

Dolor tipo claudicación neural intermitente: es común de las personas de edad avanzada, está relacionado a una estrechez significativa del conducto raquídeo. Normalmente produce dificultad para caminar por debilidad en las piernas.

Cabe destacar que, en algunos casos, el dolor lumbar es producto de otra patología o condición potencialmente grave. Para descartar esta posibilidad, el especialista indica que “se debe determinar si hay otros antecedentes o síntomas asociados, como por ejemplo una baja de peso sin explicación, antecedente de cáncer, fiebre prolongada, traumatismos, cirugías de columna recientes o pérdida del control de esfínteres, de fuerzas o de sensibilidad en las extremidades inferiores, dolor nocturno, menores de 15 o mayores de 55 años, y más de seis semanas de dolor lumbar que no cede a tratamiento habitual. Signos que se conocen como Red Flags o banderas rojas”.

En estos casos, se deben realizar exámenes de imágenes -como radiografías, scanner o resonancia magnética- o de laboratorio, para diagnosticar posibles patologías más graves como hernias lumbares, tumores, infecciones o fracturas. “Si llegasen a detectarse algunas de estas enfermedades, es necesario que el paciente sea evaluado por un cirujano de columna para realizar un tratamiento en forma oportuna”, señala el traumatólogo especialista.

¿Cuáles son los síntomas?

Además del dolor agudo de la zona lumbar, muchas veces invalidante, el lumbago presenta otros síntomas, los que pueden ser:

– Dolor en alguna extremidad del cuerpo
– Síntomas neurológicos, como anestesia de alguna zona determinada del pie o la pierna y déficit de fuerza
– Fiebre
– Desviación de la espalda por la contractura

¿Por qué se produce?

Cómo menciona el Dr. Andrés Lisoni, el lumbago generalmente se produce por un movimiento de rotación o flexión repentino e incontrolado del tronco. Sin embargo, hay factores que aumentan el riesgo de padecer esta patología, los que están relacionados con nuestra rutina de trabajo y consumo de ciertos productos.

De este modo, los factores que más afectan son:

Obesidad y sedentarismo: el sobrepeso está ligado a lesiones en músculos y discos vertebrales, por eso la importancia de mantener un buen estado físico, hacer deporte y fortalecer la musculatura de la espalda, lo que se logra trabajando los abdominales.

Trabajos de fuerza: se deben evitar en caso de tener una lesión o malestar en la espalda. Por otro lado, “quienes realizan labores de levantamiento manual de carga deben contar con una capacitación adecuada para ejecutar correctamente los movimientos y no contracturar o desgarrar la musculatura”, recomienda el Dr. Lisoni.

Tabaquismo: el consumo de cigarrillos está asociado a la aparición de discopatías, pues altera el flujo sanguíneo que nutre a los discos intervertebrales.

¿Cuál es el tratamiento del lumbago?

En la mayoría de los casos, como no existen indicios de estas u otras patologías potencialmente graves, el tratamiento se enfoca en el alivio del dolor, sin necesidad de estudio de imágenes, salvo que se encuentren signos de alarma como los descritos previamente.

Por lo general, se recetan medicamentos como antiinflamatorios, analgésicos y relajantes musculares en forma combinada, junto con medidas físicas como calor local y una pauta de ejercicios de fortalecimiento de los músculos del abdomen y de la zona lumbar.

“Es recomendable mantenerse activo, siempre y cuando el dolor así lo permita, pero evitar grandes esfuerzos como flexionar el tronco de manera prolongada o levantar objetos pesados mientras dure la sintomatología. Asimismo, debe evitarse el reposo en cama, ya que este se asocia a problemas como pérdida de masa muscular, rigidez articular, pérdida de densidad ósea, etc.”, recomienda.

Consejos para intentar prevenir estas molestias

En tanto, afirma que la mejor forma de prevenir el lumbago es teniendo un buen balance muscular, hacer deporte de manera regular y no fumar, “ya que cuando se fuma, el flujo sanguíneo se altera, afectando a la irrigación del disco y de las estructuras de la columna”. Asimismo, recomienda tener cuidado al mover objetos pesados y hacerlo con precaución, idealmente agacharse doblando las rodillas y no el tronco.

Otros consejos son los siguientes:

1. Duerme de lado ligeramente en posición fetal.
2. Usa colchón más bien duro que blando y una buena almohada, que mantenga alineada la columna.
3. Baja el nivel de estrés, que influye mucho en el dolor de espalda.
4. Pon atención a las posturas diarias que se adoptan.
5. Realiza actividad física regularmente para tonificar los músculos. La natación y los abdominales ayudan a cuidar la espalda.
6. Ten una buena postura al estar sentado. Un buen truco para sentarse bien es poner las articulaciones de la rodilla, cadera y codos en 90°.
7. Cuida tu peso, ya que un exceso de peso puede hacer variar las curvaturas de la columna.
8. Evita levantar cosas pesadas o, si lo haces, flexiona las rodillas al agacharte y levantarte.