No cabe duda que la pandemia por coronavirus hizo que tuviéramos que cambiar -bruscamente- nuestra rutina habitual, teniendo que permanecer confinados en casa y con posibilidades de salir solo en casos urgentes.

Esto provoca que en las personas con problemas de salud mental, el estado de aburrimiento e irritabilidad a causa del encierro, repercuta negativamente.

La directora del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de Universidad de Chile, Anneliese Dörr, señaló a La Tercera que la rutina es uno de los principales medios que tiene el humano para defenderse de la angustia.

“Sin rutina, encerrados e ignorantes frente a nuestro futuro, la posibilidad de verse aquejado por la angustia es muy alta. En aquellos sujetos que padecían de antes algún cuadro relacionado con la salud mental, y que habían logrado a través de la ayuda adecuada mantener un cierto equilibrio, es por cierto un reto el no descompensarse”, señaló.

Un estudio publicado en la revista científica The Lancet, que investigó otras epidemias del pasado como el Ébola, demostró que los individuos sometidos a cuarentenas, muchas veces, sufrirán de bajo ánimo (73%), irritabilidad (57%) y síntomas depresivos en general.

Incluso, los sujetos que presentan conductas de riesgo como el consumo de alcohol y drogas, son quienes menos soportan estos cambios de hábitos, debido a que gran parte de su sistema dopaminérgico -que libera dopamina, la hormona de las emociones- se encuentra desequilibrado por el consumo.

“Podríamos decir que las cuarentenas, que alteran nuestras rutinas y que propician la aparición de irritabilidad, cansancio o aburrimiento, son situaciones de alto riesgo de descompensación en personas consumidoras de drogas”, señaló la especialista.

Por ello -además de aconsejar que estas personas sigan con sus tratamientos- recomienda a las familias ayudarlos a formar una nueva rutina, que incorpore sí o sí la actividad física pues esta favorecerá a la estabilidad anímica y la conciliación del sueño