El pasado 6 de diciembre se dio inicio al proceso de vacunación contra el COVID-19 en niños y niñas de entre 3 a 5 años.
Según informó el Ministerio de Salud, cerca de 700 mil menores de edad podrán ser inoculados con la autorización de sus padres, en diferentes Cesfam y vacunatorios a lo largo de todo Chile.
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Si bien es una excelente noticia para enfrentar los efectos de la pandemia, muchos niños pueden experimentar temor previo y durante la vacunación.
En este contexto, un estudio publicado en julio de 2021 en la revista científica Journal of Pain, reveló que lo que dicen los padres en el minuto posterior a una inyección, puede marcar la diferencia sobre la reducción de la angustia en un menor de edad.
La investigación incluyó a 760 niños en edad preescolar (de 4 a 5 años) en el área metropolitana de Toronto, y es la más grande del mundo que examina este fenómeno.
Durante el estudio, los investigadores observaron a los niños y sus interacciones con sus padres o cuidadores durante una vacunación estándar.
Los primeros minutos de la inyección
De acuerdo a los análisis, en el minuto posterior a la inyección, el uso de ‘declaraciones de afrontamiento’ como “ya lo lograste” o “te sentirás mejor pronto”, en realidad se asociaron con más angustia en los niños, en comparación a los padres que no las utilizaron.
Asimismo, intentar distraer al menor de edad hablando de otra cosa, también se asoció con más angustia en el primer minuto después de la vacunación.
Sin embargo, en el segundo minuto, es decir, cuando el niño estaba más tranquilo, las frases de afrontamiento antes señaladas, se asociaron con menos angustia.
En ese mismo lapsus de tiempo, los comentarios que producían angustia, tal y como “no seas un bebé”, la aumentaron.
¿Qué hacer en estos casos?
Según explicó la doctora en psicología Cara Goodwin, a la revista especializada Psychology Today, lo recomendable es intentar mantener al niño lo más calmado posible antes de la vacuna.
“Participa en estrategias de afrontamiento con él, como respiración profunda, relajación muscular progresiva y visualización, para mantener su estado de calma”, aconseja la especialista.
De ese modo, después de la inyección (menos de un minuto), ayúdalo a mantener la calma y aplica estrategias físicas como abrazarlo o tomarlo de la mano.
Tal y como quedó evidenciado en el estudio, no es recomendable utilizar frases de afrontamiento, ni intentar distraer a tu hijo inmediatamente después de una inyección. “Es probable que esto aumente su angustia”, precisó.
“Cuando tu hijo comience a calmarse (más de un minuto después de la inyección), usa frases de afrontamiento como: ‘El dolor terminará pronto’”, agregó.
Finalmente, la psicóloga enfatiza en que nunca debes criticar o invalidar el miedo de un niño en relación con una vacuna.