Una reciente investigación detalló que algo en común tienen las personas que hacen bullying, las que mienten y las que roban: el cerebro más pequeño de lo normal.

El estudio publicado en la revista científica The Lancet Psychiatry, señaló que las personas que exhiben un comportamiento antisocial de por vida pueden tener la parte externa del cerebro más pequeña, respecto a aquellos que no presentan estos rasgos.

Según los investigadores de la Universidad College London (UCL), en Reino Unido, algunas personas muestran este comportamiento antisocial -como el robo, la mentira, el bullying y la violencia- de forma persistente desde la infancia hasta la edad adulta, mientra que otros exhiben estos rasgos en la adolescencia y desaparecen a la medida que “maduran”.

Para realizar el estudio, compararon las diferencias cerebrales estructurales mediante resonancias magnéticas en 672 participantes de aproximadamente 45 años, desde aquellos que poseen rasgos antisociales y los que no tienen este comportamiento.

Además, evaluaron informes sobre los problemas conductuales de los participantes, escritos por padres, cuidadores y profesores que les hicieron clases. Incluso, utilizaron autoinformes escritos por los participantes cuando tenían entre 7 a 26 años.

“Nuestros hallazgos respaldan la idea de que, para la pequeña proporción de individuos con comportamiento antisocial persistente durante toda su vida, puede haber diferencias en su estructura cerebral que les dificulta desarrollar habilidades sociales que les impiden participar“, señaló a Daily Excelsior, la autora del estudio Christina Carlisi.

Archivo | Agencia UNO
Archivo | Agencia UNO

“La mayoría de las personas que exhiben un comportamiento antisocial lo hacen principalmente solo en la adolescencia, probablemente como resultado de pasar por años socialmente difíciles. Estas personas no muestran diferencias cerebrales estructurales”, agregó.

Los hallazgos en las resonancias magnéticas revelaron que las personas con comportamiento antisocial durante su adolescencia tenían, en promedio, la corteza del cerebro más pequeña y de bajo grosor. Mientras que las de comportamiento social persistente, es decir, durante toda su vida, habían reducido su área cerebral de 360 regiones cerebrales a 282, y tenían una corteza mucho más delgada.

Si bien el estudio es la primera evidencia sólida de que existen diferencias neurológicas en personas, los investigadores advierten que la observación no revela si las características cerebrales pueden ser hereditarias o son el resultado de experiencias tempranas, algo que llamaron “factor de riesgo confuso”, como el abuso de drogas.