Hace unos días la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO) dio a conocer el listado de los países cuyos habitantes tienen los índices más elevados de obesidad.
Y es precisamente en este ranking que Chile logró un desalentador récord, pues tiene el segundo índice de obesidad más alto de quienes integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Con el primer lugar se quedó Estados Unidos.
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De acuerdo al citado informe en territorio nacional el 34, 49% de la población mayor de 15 años sufre obesidad, lo que equivale a que uno de cada tres chilenos padece esta enfermedad.
Ante este escenario, los especialistas aseguran que una de las razones de estos desfavorables números es la abundante incorporación de carnes y la eliminación de verduras de la dieta de los chilenos.
Según el estudio de la FAO los chilenos pasaron de consumir 29 kilos de carne anuales en 1963 a 85 kilos en 2013, lo que se debe al crecimiento económico, que ha permitido acceder a alimentos que antes eran más escasos y se consumían menos veces a la semana. En tanto en vegetales se pasó de consumir 113 kilos en 1963 a 71 en 2013.
“El problema es cuando tiene grasa saturada, que es lo que le da sabor. Cuando se consume en exceso, va quedando almacenada en el cuerpo y en las arterias si es que no se hace ejercicio para eliminar ese exceso”, señaló Ricardo Uauy, Premio Nacional de Ciencias Aplicadas a Las Últimas Noticias.
El especialista también aseguró que esto, sumado a que se suele acompañar la carne con papas fritas o arroz, es un error fatal, pues se mezclan grasas y carbohidratos, y se dejan de lado las verduras, que aportan fibras, son muy saciadoras y no engordan.
Ante este escenario otro de los factores que han hecho aumentar la obesidad en Chile, es la llegada de la comida chatarra, alimentos que además de ser muy saciadores, son sabrosos, pero un pésimo ingrediente para la salud.
En este sentido para Paolo Castro, presidente del Colegio de Nutricionistas, la obesidad de los chilenos tienen origen en el marketing.
“Los alimentos empezaron a cumplir necesidades asociadas al consumo. Por ejemplo, el placer. Empezó a ir de la mano con el marketing, es decir, compro alimentos porque los quiero y porque me estimulan. Por eso terminamos comiendo más de lo que necesitamos”, manifestó al citado medio.
A los factores antes mencionados se suma el gen de la obesidad, en este sentido hay una variante que protege de la gordura y otro que es un factor de riesgo, el que provoca la acumulación de más grasas en el abdomen y una mayor resistencia a la insulina, según lo señalado en un estudio publicado en la Revista Médica de Chile. Sin embargo, esto no significa que quienes tienen el gen que hace propenso a subir de peso se conviertan en obesos.