El instinto más poderoso en la naturaleza, sin duda es el de madre. Una mamá siempre va a proteger a sus hijos a como de lugar, no importando la dificultad ni el perjuicio que esto signifique.
Este caso es uno de esos inspiradores, de los que sencillamente te dejan con la boca abierta.
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Fiona Simpson, es una australiana que tuvo la mala suerte de encontrarse justo debajo de una tormenta de granizos en el sur de Queensland, mientras se movilizaba en su automóvil acompañada de su pequeña hija, de sólo meses de vida.
Los pedazos de hielo venían con una fuerza tremenda y, para hacerse una idea, tenían el tamaño de una pelota de tenis.
Es por esta razón que los granizos terminaron por reventar los vidrios del auto, y Fiona tuvo que lanzarse sobre su hija para protegerla de los golpes de hielo y de las esquirlas del parabrisas.
En entrevista con radio ABC de Australia, la mujer relató: “Era aterrador, pero no había tiempo para temer. Todo sucedió muy rápido”.
Ya pasada la tormenta, Fiona condujo hasta una casa cercana donde le brindaron ayuda y llamaron a una ambulancia. En su Facebook, la mujer mostró cómo quedó su cuerpo.