“Si alguien está considerando aspirar óxido nitroso, por favor piense en sus familias”, este es el sincero y profundo llamado que hace una británica de 24 años cuya vida cambió para siempre luego de probar reiteradas veces “el gas de la risa”.

Se trata de Olivia Golding, vendedora de automóviles que fue llevada al Hospital Southmead de Bristol hace cuatro semanas, luego de que un día despertara sin poder mover su cuerpo.

Los médicos le dijeron a la joven que el uso del óxido nitroso (gas de la risa) causaba la enfermedad de Lichtheim, una degeneración de la médula espinal. Actualmente, Olivia es totalmente dependiente de su hermana, ya que no puede caminar correctamente y es incapaz de jugar con su hijo Parker de tres años.

“Sé que tengo que vivir con las consecuencias de no poder caminar, pero no es solo que a mí me haya pasado esto, también es mi familia (…) No he salido en público desde que me dieron de alta del hospital porque tengo miedo de cruzar la calle y no poder usar mi silla de ruedas correctamente porque tengo poca sensación y control de mis brazos”, reconoció al sitio inglés Metro.

En este contexto, la joven afirmó que el gas atacó los nervios de su cuerpo. “No puedo usar mis extremidades (…) Arruiné mi vida (…)Mi cabeza sabe que necesito moverme, pero mi cerebro no se conecta correctamente con los nervios”, especificó.

Tras ver su vida llena de adversidades, Golding advirtió las consecuencias de aspirar el gas de la risa, considerando que es muy fácil adquirirlo en tiendas de fiestas. En nuestro país, se comercializa a un costo que va desde los 15 mil pesos.