Todos los que consuman carne habrán visto alguna vez pechugas de pollo con unas delgadas líneas blancas que atraviesan la carne.

Este puede ser un detalle sin importancia para los que compran este tipo de carne, sin embargo, un reciente reportaje del programa Food Unwrapped del Canal 4 de Inglaterra, reveló la desconocida verdad tras estas rayas.

No es precisamente porque estos animales tengan alguna enfermedad, sino que más bien tiene que ver con la crianza industrializada de estas aves, pues que en la actualidad un pollo puede pasar del huevo a un plato en apenas 40 días, lo que significa un crecimiento realmente desmesurado.

De acuerdo a los científicos consultados en el reportaje, consignado por el medio británico Daily Mail, la velocidad a la que crecen las aves provoca que se formen líneas blancas en la carne. Pero no solo eso, ya que también recomendaron evitar su consumo ya que reflejan exceso de grasa.

Captura | Canal 4
Captura | Canal 4

Por lo anterior, aquellos consumidores que deseen realmente carne magra, deberían escoger aquella con la menor cantidad de marcas posibles.

Massimiliano Petracci, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Agrícolas y Alimentarias de la Universidad de Bolonia, Italia, explicó: “Esta una infiltración anormal de grasa dentro del músculo del pollo“.

Al mirar la carne bajo el microscopio, añadió: “Se puede ver que hay glóbulos blancos, eso significa que se trata de un depósito, por lo que la grasa se ha acumulado en su interior. En la carne normal, el porcentaje de grasa es de alrededor del 1%, mientras que en las rayas blancas el contenido de grasa es del 2% o 2,5%“.

Aún así, pese a la información que se maneja y que clasifica a estas marcas como anormales, lo cierto es que su presencia se ha vuelto prácticamente ‘endémica’ debido al aumento de la crianza industralizada provocada por la demanda humana.

Cabe señalar, por último, que pese a las líneas blancas, el contenido de grasa del pollo sigue siendo más bajo que el de la carne roja.

No obstante, lo más recomendable es conseguir carne orgánica, es decir, de animales criados en un entorno natural y a un ritmo normal, eso sí, los precios suelen ser bastante más altos.