Pocos son los que se resisten al sabor de una cremosa y sabrosa palta. Pese a que nuestro país el precio de esta fruta se disparó hace ya bastante tiempo, hay quienes optan por ignorar ese “detalle” y no dejar de lado por nada del mundo su consumo.
En ensaladas, fajitas, completos o hasta a cucharadas, lo cierto es que la palta tiene un sinfín de beneficios como ser muy rica en vitamina E, reduciendo el riesgo de enfermedades en el corazón. También es una buena fuente de vitamina D, la misma que ayuda a la absorción del calcio y fósforo en el cuerpo; y también posee una gran cantidad de antioxidantes, por lo que puede ser un buen tratamiento preventivo contra el envejecimiento celular. Esos por nombrar solo algunos.
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Pero no solo la pulpa tiene beneficios increíbles, pues según un estudio publicado en la web de la Biblioteca nacional de Medicina de los Estados Unidos, el cuesco de la palta también es poderosamente saludable.
Resulta que ese hueso que solemos lanzar rápidamente a la basura cuando partimos esta fruta verde o el mismo que a veces nos hace imposible la tarea de rebanar la palta, está lleno de antioxidantes y polifenoles, estos últimos han sido definidos como gran combatientes contra enfermedades graves, según la investigación.
Pues bien, ya sabemos que deberíamos comernos el cuesco, pero…¿Cómo podemos consumirlo?
La bloguera de comida Sophie Sonnenwirth, a través de su sitio Nourish Me Whole, recomienda en una publicación moler el cuesco hasta pulverizarlo y luego añadirlo a diversas preparaciones de batidos.
Para pulverizarlo, Sophie señala que primero hay que deshidratar la semilla, para eso puedes ponerla en el horno durante un par de horas. Luego del horneado, puedes cortarlo en cuadrados y mezclarlos hasta que de a poco se vaya convirtiendo en un polvo vino que podrás añadir a diversas preparaciones.
Eso sí, debes saber que el cuesco, a diferencia de la palta misma, es bastante amargo, por lo que debes añadirlo a preparaciones que puedan ‘enmascarar’ el sabor“.
A continuación te dejamos con el paso a paso:
Enjuaga y deshidrata a 120ºC durante 2 horas

Hasta que luzca así. Luego retira su piel sobrante.


Luego toma un cuchillo, y realiza varios cortes hasta que queden cubitos pequeños. Una vez tengas eso, mételos a una juguera o con una “mini pymer” y conviértelos en polvo.





¡Ahora a disfrutar! Atrévete y prueba diversas preparaciones para encontrar la o las indicadas.



