Catrina Raiford llegó a pesar la increíble cifra de 431 kilos. Estuvo postrada en cama por cerca de cinco años y llegó a ser considerada como la mujer más gorda del mundo.
El punto más dramático de su vida, fue cuando en 2003 los médicos que la visitaron en casa, debieron demoler una pared para tratarla por sus problemas de respiración. Fue entonces cuando decidió embarcarse en una estricta dieta que consistía en consumir solo carne magras, frutas y verduras, complementado con una rutina ligera de ejercicios.
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Hoy, Catrina tiene 38 años y gracias a esos esfuerzos, ha perdido cerca de 228 kilos, y se siente genial. “Soy mucho más feliz ahora y me siento mucho más confiada. Estuve en cama por tanto tiempo y ahora que he perdido peso quiero ser libre. Amo correr, ir al gimnasio cuatro veces a la semana y mantenerme en forma“, confiesa la mujer al medio británico Metro.
La historia de Catrina y su sobrepeso, comienza desde niña cuando encontró en la comida una vía de escape al sufrimiento que le producía haber sido abusada sexualmente durante años.
Cuando tenía 14 años ya pesaba más de 200 kilos, y fue internada en un hospital psiquiátrico durante ocho meses para que le quitaran el hábito de comer compulsivamente, pero en todo ese tiempo Catrina no pudo hablar sobre el abuso con las personas del recinto y el tratamiento no le sirvió de nada.
A la edad de 21 años, ella estaba desempleada, postrada y vivía con su madre. No hacía nada más que coquetear con hombres vía internet mintiéndoles sobre su apariencia. “Fue la peor época de mi vida. Sólo quería morir. Cada día solo podía comer y estar en internet desde la mañana a la noche“, señala Raiford.
Con la ayuda de especialistas, una dieta restringida y ejercicio liviano, pudo perder cerca de 130 kilos de manera natural, y luego fue intervenida con una cirugía conocida como bypass gástrico.
Catrina aún tiene cerca de 10 kilos extra de piel suelta y que debe ser removida. Para ello, inició una petición en el página de recaudación de fondos GoFundMe, para reunir cerca de 10 mil dólares para el procedimiento.
“El año pasado compré mi primer bikini, Estoy realmente feliz conmigo misma. Yo no quiero remover mi exceso de piel simplemente por mi apariencia, solo necesito la operación para terminar este proceso que comencé y mejorar mi salud“, explica.