Tras una negligencia medica que le costó sus genitales, David Reimer, que en ese entonces era llamado “Bruce”, fue criado como “Brenda”, situación que continuó así hasta que cumplió 15 años. Por escalofriante que suene, el canadiense que perdió su miembro a los pocos meses de nacer, fue privado de su verdadera identidad sexual durante toda su infancia, lo que finalmente causó su temprana muerte.
Todo fue parte de un experimento realizado por John Money, psicólogo del hospital John Hopkins de Baltimore. En sus estudios, el especialista aseguraba que la condición sexual de las personas no era innata y que podía ser cambiada dependiendo del trato que se le diera al sujeto durante sus primeros años de vida, como consigna el medio español ABC.
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Los padres de Bruce (Janet y Ron), desesperados por darle una vida feliz a su hijo, decidieron acudir al doctor experto en teorías del género y pedir un consejo. Money no dudó en aceptar el desafío, ya que además, Bruce tenía un hermano gemelo. Al tener la misma carga genética que su hermano, pero una orientación sexual distinta, Brian era el ticket de oro para que Money pudiese comprobar su anhelada teoría.
En 1967 Bruce fue sometido a una castración quirúrgica y le modelaron una vagina, convirtiéndolo para siempre en mujer. Los hermanos gemelos fueron creciendo y las cosas se fueron complicando. Brenda se negaba a vestir ropa de mujer, a hacer pipí sentado o a disfrutar sus juguetes de niña. Él solo quería afeitarse y compartir tiempo con su padre y su hermano haciendo cosas de hombres.
En su adolescencia, Brenda sufría de depresión y había intentado terminar con su vida en más de una ocasión. Ante esta situación que agobiaba a sus padres, un día de 1980 Ron decidió contarle la verdad a su hijo sobre su identidad. Tras la confesión, Brenda decidió volver a ser un chico y se cambió el nombre a “Bruce”, hizo cambios en su vida para volver a ser un hombre y a los 23 años contrajo matrimonio con una mujer.
Si bien Bruce por fin pudo asumir su verdadera identidad sexual, las cosas fueron empeorando para la familia Reimer. Su padre y su madre cayeron en una terrible depresión. Janet tuvo que vivir en clinicas hospitalizada, mientras su padre se volvió alcohólico.
El final de los gemelos no fue mejor. Brian, tras haber cometido varios intentos de suicido murió el 2002 y Bruce, murió dos años después a los 38 años por el mismo motivo.