Iniciar una relación amorosa siempre supone un desafío, pero cuando se está realmente enamorado no hay límite que importe para vivir a concho cada segundo del romance.
Sin embargo, hay mucho que deciden comenzar un vínculo sentimental pese a no sentirse emocionalmente comprometidos, ya sea porque no se siente lo suficientemente maduros o porque aún existe algún (a) “ex” dando vueltas.
Entonces…¿Cómo saber entonces si estás listo o no, para asumir una relación sana y satisfactoria, especialmente cuando has tenido varias experiencias decepcionantes?
Mario Guerra, vocero y experto en relaciones de pareja del sitio de citas Match.com, asegura que si bien no hay una fórmula mágica para esto, sí podemos tener en cuenta distintos aspectos antes de entrar en una relación de pareja, pues si bien ésta se va construyendo con el paso del tiempo, las probabilidades de un buen resultado siempre aumentan si empiezas “con el pie derecho”.
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Hazte estas preguntas y averiguar si estás o no preparado (a).
1. ¿Ya terminaste tu relación anterior?
Parecería obvio esto, pero la realidad es que hay muchas personas que empiezan una relación antes de terminar otra. Quizá es porque no quieren quedarse sin alguien o porque la relación anterior no es buena y conocieron a una persona que creen será la definitiva. La cuestión es que, especialmente en las relaciones, sería conveniente cerrar lo pasado antes de iniciar algo nuevo, de esta manera sabrías que la nueva relación no es una puerta de escape de la anterior.
2. ¿No tienes una relación complicada con tu “ex”?
Supongamos que ya terminaste tu relación anterior, pero ya sea por cuestiones de trabajo o hijos, debes seguir teniendo una relación con tu ex. La idea es que, si los hay, procures resolver asuntos ásperos como el resentimiento, problemas de dinero o hasta la custodia de los hijos. Tampoco ayuda que de vez en cuando tengas encuentros románticos con tu ex, pues es como si no hubieras terminado la relación, por más que “oficialmente” crean que sí.
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3. ¿Has hecho consciente y trabajado con tus errores en relaciones pasadas?
Siempre es sano evitar repetir patrones y caer en los mismos errores, aunque sea algo muy común, especialmente cuando no hacemos conscientes nuestras conductas o creencias acerca de lo que es tener una pareja. Trata de encontrar patrones en tus relaciones pasadas que te han llevado a la insatisfacción o al conflicto con éstas. Aunque a simple vista quizá no sea tan evidente, si reflexionas y usas la objetividad, quizá encuentres algo que no habías visto.
Culpar a los otros o a la mala suerte puede resultar cómodo, pero es más útil encontrar qué errores pudiste haber cometido tú que te llevan a terminar tus relaciones o al menos la última. Si aún así sientes que tú no has hecho nada, asume al menos que has contribuido con un 1% a esta situación. Ahora piensa, cuál puede ser ese 1%.
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Finalmente, no sólo se trata de atender problemas en la forma de relacionarte, sino también en tu forma de ser. Impulsividad, obsesiones, ansiedad o depresión, por ejemplo, deben ser elementos a atender para no dañar a una nueva pareja o a una nueva relación.
4. ¿No necesitas tener una pareja?
Puede sonar un tanto absurdo pero la realidad es que una pareja no se necesita; se quiere. Si tu necesidad de estar con alguien es grande, seguramente bajarás tus estándares, aceptarás tratos o acuerdos que te lastimen o te volverás demandante dentro de esa nueva relación.
Piensa si podrías vivir solo o sola el resto de tu vida. No quiero decir con esto que sea en aislamiento, sino vivir sin una pareja a tu lado. Si la respuesta es sí, quizá sea momento de buscar una. Si respondiste que no, revisa cuál es tu temor de hacerlo. Una buena pareja no es para acompañarte en la vejez, sino para que comparta cada uno lo mejor de sí mismo con el otro.
5. ¿Eres flexible y estás dispuesto/a a compartir tu vida con alguien más?
Una pareja es para conocerla, no para querer cambiarla. Estar en una relación conlleva mucha flexibilidad, disposición para negociar y asertividad para pedir lo que se quiere, decir lo que se piensa y aceptar que el otro puede no estar de acuerdo con nosotros en todo y aún así no considerar esto como una prueba de desamor y sí de la riqueza e individualidad de otro ser humano.
Por más que creas que tus hábitos, creencias y conductas son las más normales, y hasta las mejores, conoce a tu pareja y verás que en muchas cosas habrá similitudes, pero en otra diferencias y eso es perfectamente normal.