Se acerca diciembre y con esto, varios feriados y días festivos, cuyos resultados se verán reflejados en las fotografías familiares si no sabes controlarte. Y aunque no se trata de pasar a dieta la Navidad y Año Nuevo, tampoco hay que comer como si el mundo se fuera acabar, ya que esto sólo nos llevará a sentirnos culpables e incluso, enfermos.

¿Sabes cómo diferenciar “comer” de “devorar”? Te lo dejamos claro con las siguientes claves, recopiladas por el portal femenino Cosmopolitan.

1.- Continúas comiendo, aunque estés satisfecho
Esto no sólo te hará sentirte pesado, sino que le hace pésimo a tu cuerpo. El nutricionista Keri Gans recomienda bajar el tenedor cuando te sientas satisfecho al 80% y pedir para llevar la comida que te gusta, pero que ya no “entra”: tu estómago lo agradecerá.

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2.- Ya no aprecias cada bocado
Los expertos revelan que los primeros bocados que tomamos de un plato, son los que dan más satisfacción. Después de eso, comienzas a comer sin mayor conciencia y es fácil perderle la pista al apetito propio, así que la recomendación es detenerse ahí… o sino sólo comeremos en exceso.

Zeetz Jones (cc) | Flickr
Zeetz Jones (cc) | Flickr

3.- Necesitas tomarte un “receso” en medio de la comida
Si en medio de la comida necesitas detenerte para tomar aire, podría ser señal de que ya tuviste suficiente. “También podrías mirar hacia tu plato y darte cuenta que deberías dejar algo de la comida atrás, ya que comienzas a sentirte lleno”, añade Gans.

4.- Te empieza a dar calor en plena cena
La digestión aumenta la temperatura de tu cuerpo, por lo que si comes durante mucho rato, debería comenzar a darte calor -peor si estás comiendo algo picante-. Así que si estás todo sudoroso en medio de una cena, probablemente te excediste.

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5.- Tus pantalones te aprietan
“Cuando comes demasiado, tu estomago puede expandirse casi inmediatamente”, explica Gans, lo cual podría tener importantes efectos en esos jeans que te quedaban bien en la mañana. Si están tirantes y te molestan, es hora de detenerse.

Swaminathan (cc) | Flickr
Swaminathan (cc) | Flickr

6.- Sientes que necesitas pararte de la mesa y echarte en un sillón
Aunque suene obvio, no deberías sentirte a punto de explotar después de una cena y si te tiendes en el sofá más cercano, sólo lograrás conseguir una indigestión. Recomendación: salir a caminar y evitar esta mala costumbre.

7.- Te repites el plato
Probablemente tu primer plato ya iba lleno con la proporción normal, por lo que un segundo o tercero sólo llegarán a desequilibrar el panorama. La única comida que se recomienda repetir: los vegetales.

8.- Eres el último en terminar de comer
Todos comen muchos en las juntas familiares, así que si eres el último en terminar de comer en el asado o eres muy lento masticando o te pasaste de la raya con las porciones.