Después de más de 50 años investigándolo y gracias a los estudios realizados en meteoritos, al fin el mineral que más abunda en la Tierra logró obtener su nombre y el lugar que le corresponde entre el resto de los compuestos.

“Bridgmanita” es el nombre que obtuvo en honor a quien lo descubrió, el físico y premio Nobel, Percy Bridgman. Fue así como pasó a ser aceptado por la Comisión de Nomenclatura y Clasificación de Nuevos Minerales (CNMNC), de la Asociación Mineralógica Internacional, como detalla el medio español ABC.

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Este mineral compone el 38% de nuestra planeta, pero fue algo complicado dar con él porque se encuentra en las profundidades de la Tierra, a muy alta presión. Se trata de una mezcla muy densa de silicatos, hierro y magnesio que no había logrado ser analizada, hasta que los estudios en el meteorito Tenham consiguieron dar las respuestas.

Como este mineral se conservaba congelado al interior de este cuerpo celeste, tuvieron que utilizar un rayo X de alta energía para analizarlo, concluyendo así que contiene una inesperadamente alta cantidad de hierro férrico. La Bridgmanita sólo se mantiene estable a 660 kilómetros de profundidad, donde reinan presiones enormes, como explica este medio.