Un gran paso para la humanidad fue el que dio el robot Philae de la sonda espacial europea Rosetta, el cual logró posarse por primera vez en la historia sobre un cometa, el cual se movía a más de 510 millones de kilómetros por hora. “Philae nos está hablando, está posado en la superficie” del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, anunció emocionada Andrea Accomazzo, directora de vuelo de la Agencia Espacial Europea.

Este “aterrizaje” exitoso desencadenó una ola de aplausos en el centro espacial, ya que permitirá explorar directamente el núcleo del cometa: es decir, la parte sólida que por el efecto de la radiación solar genera la “coma” y deja una cola visible de gases y polvo.

“Es un gran paso para la civilización humana”, detalló a agencia AFP Jacques Dordain, director general del programa espacial europeo. “Somos los primeros que lo logramos y eso quedará para siempre”.

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El cometa se encuentra actualmente viajando entre las órbitas de Júpiter y de Marte. Mide unos cuatro kilómetros de diámetro, con una forma irregular con dos núcleos.

Daniel Roland | AFP
Daniel Roland | AFP

A causa de su tamaño reducido, este apenas genera fuerza de gravedad, por lo que fue suficiente un leve impulso mecánico desde la sonda Rosetta para lanzar la operación de aproximación de Philae: siete horas de lenta caída libre que alcanzó la velocidad de un metro por segundo (3,5 km/h) en el momento del impacto.

Para evitar que rebotase sobre la superficie del cometa, Philae estaba dotado de un sistema de arpones en las patas, destinados a asegurar su amarre inmediato. La superficie del cometa está cubierta de polvo, su temperatura es de unos 70ºC bajo cero y a pesar del “aterrizaje” exitoso, nada garantiza la ausencia de imprevistos.