El filósofo y matemático francés René Descartes no sólo es célebre por haber fundado las bases del racionalismo afirmando “primero pienso, luego existo”: también era conocido por tener un tumor en la cabeza de un grosor de 5,4 centímetros cuadrados.

Extrañamente, este tumor benigno no fue lo que lo mató, ya que falleció por una pneumonía, en los tiempos en que aún no se descubrían los antibióticos.

Los científicos querían indagar en su cráneo, el cual pasó buena parte de la historia humana perdido: si bien el filósofo fue enterrado en Suecia en 1650, no fue hasta 1821 que el químico sueco Berzelius encontró los restos de su cabeza y se los entregó a la Academia de las Ciencias.

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Esta pieza anatómica de la historia está siendo escaneada por un equipo médico dirigido por el especialistas en enigmas históricos, Philippe Charlier, cuyos resultados fueron publicados en la revista médica británica The Lancet, según informó agencia AFP.

Después de varios diagnósticos, concluyeron que el filósofo tuvo un osteoma gigante, “el más benigno de los senos de la cara”, explicó Charlier.

Este produce síntomas sólo en el 10% de los casos: puede conllevar a obstrucción nasal, disfunción lacrimal, sangramiento de la nariz y dolores en el rostro y de cabeza. Se cree que un traumatismo o inflamación crónica lo provocó.

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Los biógrafos de René Descartes no describen ninguno de estos síntomas, con excepción de un posible episodio de migraña con aura en 1619, donde sufrió alucinaciones visuales y auditivas súbitas. Los médicos explican que este no es una consecuencia común de estos tumores, por lo que seguirán investigando sus restos.

“Apenas empezamos a trabajar en el cráneo”, explica el doctor Charlier. “Nuestras investigaciones podrían permitirnos interpretaciones funcionales y fisiológicas sobre el individuo que vivía en este cráneo”, agrega.

Descartes no es su único “paciente” célebre de este médico: también analizó a Ricardo Corazón de León -Rey de Inglaterra-, Agnès Sorel -la amante favorita del rey Carlos VII de Francia- y Diane de Poitiers -amante del Rey Enrique II de Francia-.