Paola Volpato sobre su rol de Mariana en Aguas de Oro: "Soy regia en personaje y en persona"

En breve, Mega lanzará Aguas de Oro, su nueva teleserie vespertina que combina comedia romántica con toques de realismo mágico.

La apuesta no solo destaca por su historia, sino porque reúne por primera vez en una producción nacional a Carolina Arregui, Álvaro Rudolphy y Paola Volpato en un triángulo amoroso que promete dar que hablar.

En la ficción, escrita por Alejandro Cabrera y su equipo, Volpato interpreta a Mariana Rioseco, la sofisticada esposa del alcalde Carlos Ruiz-Tagle (Rudolphy). Su matrimonio, más funcional que romántico, se sostiene en la política, los negocios y las apariencias. La llegada de Karla (Arregui), prima del edil, pondrá a prueba la estabilidad de esta relación marcada por la tensión y el interés.

En conversación con Página 7, Paola Volpato adelantó detalles de su personaje, que llega con más de una sorpresa. “Es que soy regia en personaje y en persona”, bromeó entre risas. Luego explicó: “Mariana Rioseco es la mujer del alcalde Carlos Ruiz-Tagle. Tiene dos hijas hermosas que viven con ella en el pueblo de El Álamo y acaba de inaugurar un hotel pyme maravilloso con todos los estándares internacionales. Esperamos recibir miles y miles de turistas que se vengan a bañar”.

Sobre los famosos pozones que prometen rejuvenecer, Mariana tiene claro el negocio: “No queremos sacar provecho, sencillamente queremos demostrarle al mundo que tenemos estos pozones y queremos compartirlos. Claro, la gente tendrá que venir al hotel y gastar sus lucas, pero es ganando y ganando”.

Paola Volpato como Mariana en Aguas de Oro

La actriz también se refirió a las rutinas de belleza de su personaje. “Me baño todos los días en los pozones… y te voy a contar porque tenemos confianza: igual yo me hago unas cositas, como cada tres meses me pincho, viajo a Santiago, puras vitaminas, nada artificial. Pero los pozones son increíbles”.

Además Paola Volpato se refirió a cómo su personaje en Aguas de Oro convive con el alcalde Carlos Ruiz-Tagle (Álvaro Rudolphy), un hombre querido por casi todo el pueblo, que en su última elección obtuvo un 88% de apoyo popular. Sin embargo, Mariana reconoce que ese respaldo le ha jugado en contra a nivel personal.

“A mí no me gusta tanto eso porque como que él pierde un poco el norte, porque es demasiado trabajólico, está siempre pensando en inaugurar, qué sé yo, ponte tú un paso de cebra, ya y lo inaugura y después, hoy, va a poner un semáforo… Entonces, se desespera. Es súper trabajólico", relató entre risas.

Su vida tampoco es fácil en el hogar, ya que debe convivir con su suegra, una ex actriz que “como que no me quiere mucho”. Pese a eso, cuenta que Mariana ha encontrado una fuente de realización en su nuevo emprendimiento: “Ahora con el hotel soy súper feliz porque estoy como con mi Pyme, organizando ahí, mando a la gente, contrato gente… la gente que no me gusta cómo trabaja, la echo nomás, porque en el fondo todos queremos surgir, ¿te fijái?”.

Los nuevos habitantes de El Álamo

Sobre la llegada de nuevos habitantes al pueblo de El Álamo, el personaje no ocultó su desdén. “Llegó aquí al pueblo una gente como bien desagradable… gente que quiere aprovecharse de la situación territorial de mi marido, porque estas tierras son de los Ruiz-Tagle, siempre lo han sido. Llegan en una combi y dicen: ‘No tenemos dónde caernos muertos y estas tierras son nuestras y nos quedamos acá’ . Yo lo encuentro de una desfachatez”, disparó.

Incluso, cuando se le insinuó que uno de los recién llegados podría convertirse en un pretendiente para una de sus hijas, Mariana reaccionó sin filtros: “¡Ay, no, te morí! Mis hijas aspiran a otra cosa, pero mucho más allá, ¿cachái? Son chicas todavía, pero cuando se enamoren y se vayan, yo igual me puedo ir de acá y visitarlas en Santiago… porque acá es un poco fome, como pueblo, no hay mucho que hacer. Pero ahora con el hotel yo ya estoy súper feliz”.

Finalmente, Volpato cerró con una reflexión sobre la relación de Mariana con su esposo: “Es un amor, me ama, me adora, hace todo lo que yo le digo. Igual Carlos, como que de repente, no se le ocurren las cosas, ¿cachái? Entonces yo le digo y él me hace caso. Así que nada, feliz y feliz, ¿qué te puedo decir? Igual con algunos secretos… uno siempre tiene secretos, pero eso no se los puedo contar porque… no po, qué fome, son secretos”, concluyó con picardía.

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