El pasado 9 de julio Canal 13 sorprendió al anunciar el fin del matinal Bienvenidos, matinal el cual Amaro Gómez-Pablos llegó a conducir en marzo de 2020.

El periodista conversó sobre el término del espacio en una entrevista con el Diario Financiero, donde confesó que en un principio se sentía “fuera de lugar” en el matinal.

“Me descolocaba el cambio tan radical de ritmo y tono, de un tema a otro. Lágrimas hace unos segundos, risotadas después. Pero con el tiempo, he llegado a apreciar que el matinal es eso, la vida misma”, señaló.

En la misma entrevista, el español también conversó sobre sus nuevos proyectos, como también de temas más personales, como su cercanía con la muerte.

El recuerdo de su primera esposa

Amaro Gómez-Pablos recordó a su primera esposa, Pilar Ruiz, quien falleció en 2003 producto de un cáncer de colon.

“Pilar me obsequió el cáncer sin padecerlo. Suena raro, lo sé, pero me regaló tener una visión de la vida que aprecia siempre su fragilidad”, partió indicando Amaro.

En esta línea, Gómez-Pablos señaló que esta experiencia lo hace ser una persona alegre.

“Eso se lo debo a Pilar, ‘mi amapolita’. El recuerdo de una relación risueña, bonita, de besos y abrazos, de complicidad y de mucha resiliencia”, añadió.

“Me despedí con melancolía, pero sin susto”

En la entrevista, Amaro también recordó su experiencia cercana a la muerte. cuando buceaba a más de 50 metros de profundidad para un reportaje del buque Esmeralda.

El periodista señaló que fue en un momento en que “sentía que me quedaba sin aire”.

“Me faltaban segundos. Miré hacia arriba a esa gran columna de agua que tenía encima. Sabía que no llegaría a tiempo a la superficie. ‘No, esa muerte es fea’, me dije. Se te revientan los pulmones. Hay apuro y angustia y no hay salida posible. Mejor me quedo aquí abajo y me resigno”, relató.

Amaro agregó que en ese momento sintió “una pena brutal”. “Quería más risas, sobremesas, viajes y cosquillas con mis hijos. Es todo. Me despedí con melancolía, pero sin susto”, indicó.

El español comentó que en ese instante se “entregó”, pero que Fernando Landeta, su amigo y buzo mentor, alcanzó a ver su estado y lo socorrió.

“Esa bocanada de oxígeno fue mi alma entrando de vuelta a mi cuerpo”, concluyó.