Pamela Jiles fue la gran invitada de este miércoles en Llegó tu hora, donde además de hablar de su carrera y su rol de diputada, también se dio el tiempo para recordar un especial evento que pasó cuando era una niña.

Fue Roberto Artiagoitía, el ‘Rumpy’, quien le preguntó a Pamela sobre lo que vivió cuando tenía 6 años, cuando dejó su nombre para ser ‘Julio’: “Yo un día amanecí no siendo Pamela, amanecí siendo otra persona, llamándome Julio. Viví un año así”.

De ahí en adelante, la ‘abuela’ relató cómo fue el año completo que pasó pidiendo ser nombrada de otra manera: “Los raros eran los otros que no veían que yo era Julio, y fui Julio. Esto no provocó ninguna sensación en mi familia que yo recuerde. Y según lo que hemos conversado, yo era lo que quería hacer”.

La diputada relató que cuando tenía 6 años fue al colegio e hizo su vida siendo un niño. Con respecto a sus más cercanos y su familia, nunca le cuestionaron esto, por lo que fue nombrada como ella quería.

En medio de su recuerdo, Pamela lanzó una sincera reflexión de lo que vivió: “Las personas, incluido tú, somos de múltiples sexos, y lo somos en distintos momentos de la vida. O lo somos permanentemente, yo nunca me he sentido representada con que soy mujer, en el sentido que se entienda ser mujer. Nunca me he sentido cisgénero”.

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Tras decir esto, el ‘Rumpy’ y Gonzalo Ramírez, el animador, le preguntaron por el proceso que vivió cuando supuestamente dejó de ser Julio para volver a ser Pamela. Respecto a esto, la diputada lanzó una frase categórica.

“Nunca volví a ser la que era antes. Comenzó un tránsito hasta la reflexión que hoy tengo, de que es una mentira que haya hombres y mujeres (…) Soy distintas cosas en distintos momentos, en relación a mi sexualidad y a mi género. No me he logrado identificar con lo que se ha instituido como femenino”, aseguró.

Para concluir con su discurso, y ante la sorpresa de algunos de los panelistas de Llegó tu hora, Pamela Jiles explicó que nunca sufrió algún tipo de problema: “Estamos hablando de algo que ocurrió en mi primera infancia, y en una familia que afortunadamente no encontraba que esto fuera estigmatizante. Algo como ‘¿qué le vamos a decir a la tía?’, nada de eso ocurrió por suerte. Lo viví con mucha naturalidad”.