La actriz Loreto Valenzuela se encuentra en el ojo del huracán luego de desclasificar un abuso sexual que sufrió en su juventud, cuando solo tenía 23 años.

A fines de los años 70, la intérprete participó de la obra Tres Marías y una Rosa, mientras que el director era Raúl Osorio.

Al finalizar una noche de ensayo, ella decidió irse con Osorio ya que en ese tiempo había toque de queda, por lo cual todos se iban juntos en una misma micro. “Era una situación muy incómoda para mí”, señaló Valenzuela a la revista Ya del diario El mercurio.

Pero eso no fue lo más incómodo para ella, sino lo que le pasó en una ocasión cuando él la llevó en un taxi: “Un día, se me lanza encima y me empieza a besar. Entonces…¡Si él era mi profesor y mi director! La persona con quien yo trabajaba, a la que le creía, del grupo en el cual yo estaba poniendo todo. Estábamos corriendo peligro”.

Esa no habría sido la única situación que vivió con Osorio, ya que agregó que “fueron varias veces. Y además como sin hablarme, como sin decirme ‘Oye, te encuentro tan linda’. No, era… el manoseo y… entonces tú te quedas como…”.

“Me daba besos. Me besaba en la boca y me daba mucho asco, porque me quedaba con el olor de su saliva, que era muy asquerosa”, pero además de confesar los hechos, reconoció que ella se quedaba congelada: “Porque yo nunca le respondí el beso. Nunca le devolví el beso, sino que yo era simplemente una especie de estatua de sal. (…) Yo (me quedaba) con la boca cerrada. Entonces, me pasaba la lengua… No me quiero acordar”.

Su relato es aún más crudo y dijo que el director “se me ponía por detrás y me refregaba el paquete. O me agarraba y me empezaba a toquetear (…). Yo tenía que esperar entre las cortinas para entrar (a escena). Mientras yo estaba ahí, él llegaba y se me refregaba. ¡Imagínate que yo tenía que entrar al escenario! ¡Imagínate cómo entraba al escenario! Y eso no fue una vez, eso fueron 20 veces”.

Pero ¿por qué habló recién?, la actriz reconoció que son cosas que dan mucha vergüenza contarlas, “porque siempre vas a sentir que te van a decir ‘¿por qué le aguantas?’ y cuando tú dices ‘le aguanto porque no sé manejarlo, porque no sé cómo hacerlo y porque yo quiero seguir en este lugar. Porque me importa, porque he trabajado demasiado tiempo ya en esto, porque es demasiado importante para mí“.

Aclaró también, que siempre supo manejar a los hombres y que nunca hizo algo que no quisiera, excepto con Osorio, debido al poder que tenía sobre ella.

“Abusa el que puede. En este caso era mi director, mi profesor, a quien yo artísticamente le creía. Artísticamente, intelectualmente, políticamente. Yo tengo un cuento con la autoridad, a mí la autoridad me inhibe bastante. Entonces, no era cosa de que yo le dijera: ‘Hola, Raúl, ¿cómo te va?’. No. Si él no me dirigía la palabra, yo no le dirigía la palabra”, declaró.

Pero nunca se atrevió a denunciarlo, ya que en ese tiempo pensó que nadie le iba a creer, por lo que prefirió guardar silencio, a pesar que sus compañeros estaban enterados de los abusos de los cuales era víctima.

“Me decía: “¿Por qué todo lo que tú haces tiene que ser sexy?”. Eso me hizo mucho daño, perdí confianza, perdía espontaneidad, perdí naturalidad”, indicó.

Añadió también que “él me tenía como agarrada. En el fondo, aprovechándose de que yo estaba tan interesada de estar en ese lugar (obra). Uno decía ‘yo tengo que contribuir de alguna manera a que se vaya este monstruo del país (Pinochet). Y yo tenía mi monstruo particular”.

Lo anterior, porque Tres Marías y una Rosa relataba la historia de tres mujeres pobladoras que a través del bordado de coloridas arpilleras sobrellevaban la pobreza, opresión y el abuso hacia la mujer. Además era Coproducida por la Vicaría de la Solidaridad.

“Yo, a estas alturas, no gano nada con hablar. Al revés. Yo ya tengo una carrera hecha. No estoy buscando portadas. Para mí hablar esto es una cosa de justicia, porque veo que él sigue haciendo cosas como ¿”La mujer rota”? ¿En serio? ¿Él va a ser el adalid? Él me rompió a mí”, finalizó.