Hace 14 años se produjo un hecho histórico para el tenis chileno, luego que Nicolás Massú consiguiera la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Aquel triunfo fue acompañado por una recordada frase de Fernando Solabarrieta.
“¡Estoy llorando en esta tribuna!”, fue lo que dijo el periodista deportivo en aquel entonces. Pero lo que ocurrió después era un hecho desconocido, hasta que Ivette Vergara decidió que era tiempo de desclasificarlo.
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Tras el triunfo del tenista, el relator quería seguir celebrando en tierras europeas, por lo que organizó un viaje a Francia que desató los celos de su esposa, luego que él decidiera festejar junto a Eugenio “Queno” Salinas, su excompañero de parrandas.
Pero la iniciativa no la pudo concretar ya que Ivette funó todos sus planes. Luego de pronunciar la famosa frase, Fernando llamó por teléfono a la actual panelista del Mucho Gusto. “Me dice ‘me quiero ir a París un par de días’“. Tras esto Ivette reconoció que se pasó “todos los rollos” y comenzó a buscar “argumentos” para frenar el viaje de su esposo.
“Yo iba manejando y de repente miro para atrás, los niños en sus sillitas (…) Yo miraba esto y decía (pensaba) ‘le está destrozando el corazón a mis hijos y más encima me está pidiendo quedarse dos días extra’, y en París’“, recordó.
Con la mente fría, Ivette le dijo que le vería los pasajes. “Había que demostrar algo por todo el trabajo que habían hecho. Medalla de oro, prepararse para recibir a nuestros campeones dorados“. Pero todo se trató de una vil mentira.
A la noche sonó el teléfono otra vez. “Súper superados. No hay pasajes“, le dijo a Fernando, pero agregó que no se preocupara pues ella iba a solucionarlo. “Tengo una amiga que trabaja en KLM“, añadió.
Su estrategia dio resultado cuando al día siguiente volvió a llamar Solabarrieta. “Lo siento, mi amor. Sabes que hice todo pero está todo copado. Es que con esto que los chilenos llegaron a última instancia, y se jugaba la final, viajó mucha gente a Atenas, viajaron muchos chilenos a último minuto. Así que los aviones vienen copados, superados, así que… ¡qué lata!“, fue la historia que le inventó.
Tras esto, el relator deportivo decidió regresar desde el viejo continente directo a casa, indicando que extrañaba mucho a sus hijos. “Cuando llegó había hecho carteles con los niños, porque lo echábamos mucho de menos“, reveló Ivette.



